Lo único bueno que he sacado de las penas de amor son varios kilos menos. Aparte de eso, la tristeza solo hace estragos en nosotras. Piel opaca, ojeras que delatan las noches de rumia mental, ojos hinchados de tanto llanto, andar en pijama todo el día y nido de pájaros en vez del adorable cabello. En esa facha, cómo podría llegar a conquistar a un príncipe azul que alivie a un corazón herido.

Simplemente no se puede. Una pena de amor no se cura con un amor peor. Ese proceso es interno, solo nosotras podemos curar nuestro corazón roto. Pero este proceso puede llegar a durar demasiado, por lo que a veces es bueno ayudarnos para acelerarlo de algún modo. La vida es corta y hay que aprovechar cada día, no hay tiempo que perder llorando por un maldito que pocas veces vale la pena. A ratos tenemos breves periodos de luz en los que queremos salir del llanto, pero la mayor parte volvemos a caer porque el dolor es más fuerte y, al ver al espejo toda la fealdad que hemos acumulado en esa pena, salir de ahí se hace una tarea más titánica.

Con el tiempo y mis andanzas he llegado a un método poco ortodoxo que pocos psicólogos recomendarían, pero es una terapia que me funciona a la perfección. Y ojo que de verdad tiene base científica, vean el siguiente ejemplo. Imaginen un limón, amarillito, grandote, recién salido del árbol. Agarren el limón entre sus manos, acérquenlo a la nariz, sientan ese olor cítrico tan delicioso y la especial rugosidad de su piel. Partan el limón por la mitad y vean como su jugo ya comienza a salir, el aroma se hace aun más intenso, agarren una de esas mitades y estrújenla sobre la boca, está absolutamente jugoso, el líquido corre brazo abajo, lo saborean y se llenan de esa acidez refrescante y deliciosa... Imaginen ese limón y esa escena, sus bocas comenzarán automáticamente a salivar de igual forma que con un limón real, aunque obviamente aquí nunca existió. 

Bueno, para sacar a ese patán hay que hacer algo similar. Aunque no te sientas linda, ponte linda. Toma el teléfono y manda un mensaje calentón. Te aseguro que no te falta un ex que quiera un remember, un amigo con ventaja, un vecino que siempre te ha tenido ganas o, por último, busca a un desconocido entre un perreo intenso y unas copas de más... dicen que a nadie le falta Dios y yo estoy convencida que a ninguna mujer le falta un hombre que se la quiera coger. Si alguna no lo tiene es porque simplemente no se lo ha propuesto, conseguir un hombre para follar es más fácil de lo que creen, pero eso ya es material para otro post.

Aunque no te sientas muy hot, hazte la idea de que esta noche habrá sexo. Recuerda que estamos intentando olvidar a un mal amor, ni se te ocurra buscar al charlatán que te está haciendo sufrir, busca al limón imaginario que con su dulce acidéz sacará a ese mal amor. Esto es sexo burdo, vulgar y utilitario, aquí el corazón se queda congelado hasta mañana.

Cuando tengas a tu hombre objeto, simplemente déjate querer. Que te acaricie y diga cuan suave es tu piel, cuánto disfruta los besos de tus suaves labios, cómo se deleita con el dulce olor que desprende tus cabellos, cómo siente que no hay nada más exquisito que la humedad de tu sexo, escucha sus gemidos que solo tú puedes generar, regocíjate con sus palabras de cuánto ha estado esperando por este momento. Solo escucha. Si se lo permites y les das el pie, a los hombres les encanta hablar. Escucha las maravillas que dice de ti y así como el limón imaginario te hizo salivar sin querer, estas palabras te harán volver a creer en la maravillosa mujer que eres.

A veces nosotras mismas no nos bastamos, es necesario que otros te digan las cosas para darte cuenta de cuál es la realidad. En mis experiencias, cada uno de mis amantes ha dejado una breve cuota de redescubrimiento hacia mi amor propio, cada uno me ha enseñado algo de mí que no conocía o no creía cierto hasta que lo oí de otro. Si alguien quiere follar contigo, es porque más de algo bueno debes tener. No hay que preocuparse tanto por los sentimiento, si usan condón y no prometen amor, el cielo y las estrellas, no estarán haciendo nada malo. 

Dicen que el sexo te hace tener el pelo brillante y la piel tersa, no sé que tan cierto será, pero quizás, otro de sus efectos son las sonrisas coquetas que solo tú entiendes recordar los flash back de la noche anterior. Si realmente pones atención a tu amante, tal vez puedas ir descubriendo cualidades tuyas que ni conocías. Te prometo que después de ese revolcón casual te sentirás un poco más más linda y más sexy... no hay mujer a la que no le guste sentirse deseada y provocadora de cochinas fantasias. Y así estamos un paso fuera de esa fealdad proveniente de nuestras entrañas traicionadas. A medida que te sientes más linda, también te sientes más segura, eso te lleva a estar mejor plantada para volver a tomar las riendas de tu vida. Además no hay mujer más hermosa que aquella que se siente bien consigo misma.

A veces el sexo casual te deja más que un orgasmo y el placer físico, te puede dar un deleite emocional al darte cuenta que, incluso aquel que solo pretendía usarte puede ver tantas maravillas en ti que ni te imaginaste. El follón terapeútico también es un sexo por amor, pero no por amor al otro, sino para recuperar una parte del amor a ti misma.

Y para acompañar esta entrada, Belanova con Rosa Pastel. Como ella, no fuimos la madre de sus hijos, no caminamos hacia el altar y no hay luna de miel rosa pastel. Si él no fue tu súper héroe, toca salvarnos solas. Manda a esa mujer que fuiste a un abismo y busca un buen orgasmo que te haga sentir mejor.

Ilustración: Apollonia Saintclair