Hace un tiempo me regalé un bello libro que estoy leyendo de a poco, paladeándolo como al buen vino. Confieso ser una "lectora promiscua": voy de libro en libro cada noche de acuerdo a la circunstancia o la inspiración, y a veces todo queda en un "touch-and-go". Pero esto no sucede con Hugh Prather y su bello libro, "Palabras a mí mismo". No es un libro para leer en una sóla noche, ni una sóla vez, ya que no tiene otro marcador u orientador que el número de página. Se trata del fluir del pensamiento de un sabio sobre la vida y su transcurrir, y por eso conviene saborearlo en la onda "slow", que se reivindica en algunas partes del mundo. Me dan ganas de subrayar muchísimas reflexiones, pero comparto una, y lo que hace reverberar en mí:
"El pasado se ha desvanecido
y el futuro aún no ha llegado.
Mis deseos por lo tanto deben ser
sólo para y por el presente.
(...) experimento un conflicto
entre la realidad de mi cuerpo y mi imagen de él.
(...) los deseos (...)
están basados en expectativas
no realistas de mí mismo
que me empeño en alcanzar."
La transición entre la juventud y la madurez, especialmente para las mujeres y las almas sensibles como Prather, tiene mucho que ver con esto. Implica asumir que el pasado se fue para no volver, y que el futuro aún no ha llegado, lo cual nos da un respiro. Pero es el presente, es la imagen que nos devuelve el espejo, lo que genera conflicto. Y más que eso, es la expectativa poco realista de nosotras mismas, tal vez anclada en el pasado que fue, o que nunca fue e idealizamos, la que nos empeñamos en mantener o alcanzar.
Creo que hay dos formas de abordar este conflicto: el plástico o la piel. El plástico, en sus presentaciones quirúrgicas indoloras, ambulatorias, inyectables y en cómodas cuotas, es tentador. Más temo que sus efectos sobre esa parte nuestra de donde emana la verdadera belleza y que raramente tomamos en cuenta, es decir, el alma, se ve devastada por sus efectos. Conocemos por ejemplo a éstas mujeres famosas y consideradas bellas:
Estas son figuras que llegaron al estrellato en gran medida gracias a su belleza, y se aferran a ella, o la que ella fue hace una década, con uñas y dientes, pero en ese intento, pierden lo que en mi opinión necesitan para seguir bellas: expresividad, autenticidad y humanidad, es decir, piel…
La futil lucha contra el paso del tiempo y la búsqueda del elixir de la eterna juventud son quimeras de larga data, que han abrazado muchos seres genialmente sensibles y profundamente artísticos: William Shakespeare, Oscar Wilde, Goethe, para citar algunos. El endiosamiento de la juventud asociada a la belleza como un estado de plenitud y esplendor es tan viejo como el mundo, a pesar de que todos sabemos cuán efímero y pasajero se nos hace.
Por otro lado, tenemos a las mujeres que asumen su madurez y no la plastifican, como por ejemplo:
Yo elijo la ACEPTACIÓN como filosofía de vida. Me parece que ayuda a lucir bella. El pelearse con la imagen que nos devuelve el espejo arruga, agrieta y afea mucho más que el inevitable y enriquecedor paso del tiempo. Las bellezas que eligen la piel se me hacen más bellas, en su sonrisa genuina, en sus auténticas arrugas, en su dignidad, hidalgía y orgullo por ser quienes son tal cual son. Optan por ser portadoras de cicatrices de guerras peleadas y ganadas que se han transformado en bellas victorias perennes del ser, que desafían el paso del tiempo, aunque tampoco lo vencen, porque nada lo vence:
Yo elijo decir y vivir como dice Prather:
"Yo soy todo lo que soy en el presente."
Aunque ante su conclusión, cuestiono:
" Lo que me gustaría o debería ser
debo buscarlo en mi futuro."
Yo pregunto: ¿debo? ¿Ustedes que opinan?
Fernanda "A boca de jarro", desde Buenos Aires, Argentina.
Justo ayer estaba viendo a Vanessa Redgrave en un programa de tv, la mostraban joven y luego actualmente. Ella fue una mujer hermosa cuando joven y ahora es una mujer mayor hermosa también, y al igual que la escritora de esta entrada creo que esa belleza donde se nota que hay una aceptación del paso del tiempo es más bella y más atractiva que esa que trata de detener el tiempo. Sobre tu última pregunta sólo puedo decir que tal vez no esté hablando sólo del aspecto físico, tal vez esté hablando de algo más, pero si está hablando de lo físico creo que no necesariamente tiene que ser algo tan radical. Y tampoco es necesario estar buscando ser algo más cuando estamos satisfechos con quienes somos.
ResponderEliminarMe tincó harto el libro :)
Primero que nada me gusto tu entrada mucho, yo personalmente pienso que uno esta tan arriba del tren de su vida que no se da cuenta que tu cuerpo envejece y que tu sigues siendo jovial y alegre y joven de alma, el cuerpo y el cansancio de el muchas veces te limitan pero es parte de la vida, tu reloj corporal no va acorde con tu rejoj interno y es por eso que muchas veces las mujeres tienden a generar el síndrome de Peter Pan, por el hecho de que se sorprenden cuando se miran al espejo y no se ven como se sienten o no se ven como eran, por eso es que estoy sumamente de acuerdo con el termino de aceptación que tu señalas tan bien, no hay nada más hermoso que la belleza natural, a manera personal, como ser humano cuando estoy con la autoestima baja suelo verme y no aceptarme y pienso en si en el futuro(pensando en algo que no tengo porque preocuparme) necesitare alguna cirugía para verme mejor, pero son ratos y esos cada vez desaparecen con el tiempo cuando me conozco mejor y crezco cada día, lo que me permite asegurar de que yo me quiero ver como las señoras hermosas y asumidas que ponen en la segunda ronda de fotos y esa es mi opción.
ResponderEliminarGracias por la entrada
PD: Gracias por visitarme en mi blog personal xD
En cuanto a la pregunta que se me olvido, jeje, pienso que mientras uno se ocupe del presente el futuro vendrá sólo, aun así suelo estar de acuerdo con algunos escritores que dicen que es muy importante tener un plan, más que un plan de futuro una visión de futuro, las personas que tienen una visión de futuro logran casi siempre llegar a ellas y se hizo una investigación con un ejemplo drástico para ver si es verdad, comprobando que la mayoría de los judíos que sobrevivieron en los campos de concentración lo lograron ganancias a que tenían una visión de futuro donde se veían ellos cumpliendo sus planes de futuro.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por las respuestas a lo que es en verdad una pregunta existencial: "el deber ser". Si esto parte de un deseo propio, pues vale, pero si es porque se nos impone un ideal o estereotipo, ya sea de belleza, éxito, perfil profesional o lo que fuere, entonces es allí donde yo cuestiono:¿debo? De todas formas, creo que Prather estaría encantado de saber cuántas resonancias diferentes genera la lectura de sus palabras en sus lectores. Eso habla de la riqueza de un buen escritor. Murió el año pasado, en su cada de Tucson, Arizona, en su bañera, dándose un baño caliente. Se presume que tuvo una falla cardíaca. Tenía 72 años. Y se puede decir que tuvo una buena vida y una buena muerte.
ResponderEliminarLes agradezco por tan extensas y ricas respuestas que expanden mi reflexión y la hacen reverberar mucho más. Y agradezco todas y cada una de las posibilidades que se me brindan de escribir, aquí con mis entradas, y en blogs que sigo en forma de comentarios: los blogs se alimentan de las dos cosas!!! Es esta retroalimentación la que más nutre y la más deliciosa, sin duda alguna.
Fernanda "A boca de jarro"
Excelente reflexión FER!!!! me encantó! la dimensión física es solo una parte del todo q somos... cariños!
ResponderEliminarGracias, María!!! Y gracias por disfrutar de la libertad que me tomé de utilizar tu foto en el Cristo Redentor de Río de Janeiro, como un ejemplo de la belleza perenne y auténtica del ser que se traduce en logros, en frutos significativos para uno mismo y los demás. Esto es lo que vos hacés con tu vida. Vos sos un testimonio vivo de lo que para mí es bello!!!
ResponderEliminarGracias por tu apoyo permanente,
Beso grandote de Fer.
Buenísima entrada, me dieron ganas de leer el libro. Creo que lo que reflexionas es muy cierto, existe demasiado culto a la belleza y a la juventud, mientras que las cicatrices del paso del tiempo tienden a ser desvaloradas. La aceptación es la palabra clave para sentirnos bien con nosotras mismas. Muy lindo!
ResponderEliminarTambién me sumo! Me gustó tu entrada y me llamó mucho la atención el libro, creo que lo agregaré a mi lista de libros por adquirir. Y también creo que desvalorizamos un poco lo natural y propio de cada uno... la sociedad se esmera por alcanzar un prototipo de belleza y dejar de lado lo peculiar y lo que nos hace diferente del otro. Tal vez debemos dejar de idetificarnos tanto con el cuerpo, ya que sabemos que éste está en un constante cambio, si no aceptamos eso nos podemos perder...
ResponderEliminarSaludos!!
¿En serio esos son los labios que tiene la Nicole Kidman?.
ResponderEliminarO_O
Este es un temón (tema grande, para el que no entiende). Personalmente, y creo que con esto dejo clara mi opinión, dejé de teñirme el pelo a pesar de mis canas -que bien ganadas las tengo y son parte de mi exquisita genética- y los comentarios superfluos de algunos congéneres -que profesan un culto a la imagen muy propio de esta época-. Lo hice por pura rebeldía y se transformó en una bandera de batalla a favor de mis cambios corporales. Eso sí, sigo aplicándome cremas porque, como dije en algún momento, soy adicta y no renunciaré a una de las pocas costumbres "femeninas" que me quedan. A parte, en algo tengo que gastar mi dinero, jajaja.
ResponderEliminarCon respecto a tu pregunta, creo que uno DEBE aceptare así como DEBE querer mejorar. Todo en la vida es perfectible y más aún cuando entendemos que nuestro ser afecta a nuestro entorno.
Cerrando, siento que cuando logramos sentirnos parte del universo comenzamos a ver los "problemas" micro como macro... una cana en nuestro pelo se transforma en hojas cafés cayendo de los árboles en otoño, algo completamente natural y hermoso.
Por alguna crueldad del destino, las mujeres tenemos la presión de lucir jóvenes y bellas mientras nuestros amados varones se vuelven "interesantes" con sus canas y pancitas. Hay un relato de Gibran Jalil Gibran que cuenta que cierto día, la Belleza y la Fealdad deciden ir a tomar un baño al mar. Se quitan sus ropas y disfrutan del baño, pero la Fealdad sale primero y se viste con las prendas de la Belleza; esta última, para no quedar desnuda no tiene otra opción que vestir las prendas que dejó la Fealdad, y así quedaron vestidas por siglos. Aunque es muy difícil distinguirlas por sus vestiduras, hay algunos que logran reconocerlas. Creo que nuestro desafío es lograr ver más allá de las apariencias para encontrar la belleza genuina. Por lo pronto, debemos trabajar en quitar de nuestro rostro las expresiones de nuestras amarguras, rencores y angustias, para poder emanar belleza pura.
ResponderEliminarY ahora, chicas maduras, disfruten de las miradas de los hombres jóvenes, muy generosas por cierto! Nunca faltará una mirada halagadora mientras sepamos cultivar el femenino don de la seducción =)
Gracias de nuevo, a tod@s!
ResponderEliminarSí, Sebastián, si tu puedes llamar a eso "labios". Dime, tú los besarías??? Te imaginas lo horrible que se debe sentir? Y ella: qué sentirá con tanto plástico bajo la piel, pobrecita?
Gracias, Rocío: muy sabio lo de tus canas, y tu analogía con las hojas otoñales es brillante, más allá de lo literario... Necesitamos de esas analogías para la vida!
Y de Ale, ¿qué puedo decir? Mi Amiga Ale: es una genia! Qué bello cuento. Me lo guardo, me lo quedo, como todo lo que me das. Y a disfrutar de los piropos que nos regalan los hombres generosos y a veces un tanto babosos de la ciudad de Buenos Aires... disfrutemos que tal vez no nos queden muchos por disfrutar, porque arrasan las jóvenes pulposas y bellas que andan sueltas por ahí... GRACIAS!!!
BESO A TODOS Y TODAS, pero sin botox en los labios,
Fernanda "A boca d jarro".