Llevo poco más de un mes en mi nuevo trabajo, y pucha que me costó.  Es un trabajo que no tiene absolutamente nada que ver con lo que estudié salvo la mitad del nombre de la compañía. Pero ... me encanta que me de miedo mi trabajo!

Amo que me cueste levantarme temprano, amo que ya  las 2 de la tarde, cuando todavía me quedan 4 horas más, ya no de más de sueño y las neuronas se me empiecen a apagar. Amo estresarme cuando veo que el reloj avanza rápido y todavía no he terminado el documento que necesita mi jefe, o que por más veces que le pida que repita su apellido no logro entender el mensaje del cliente alemán que llamó por teléfono. Amo tener que trabajar de corrido, sin ninguna oportunidad de meterme siquiera a mirar mi correo, mucho menos Facebook o el diario.

Amo que todo se necesite 5 minutos antes, que tenga que correr de un lado del edificio al otro para recibir al inversionista apenas salga del ascensor, tener que llevar un carrito lleno de cafés, aguas y vasos que con mi tembleque pulso debo servir lo más invisiblemente posible mientras transcurren importantes reuniones. Amo tener que usar ropa que en mi vida he pensado usar.

Amo que me cueste y me de nervio mi trabajo. Por más que me equivoque, con cada día que pasa se acerca más y más el día en que finalmente, cuando por fin haya ahorrado lo que necesito y quede detrás de mi la linda experiencia de trabajar de verdad, con profesionales de verdad, con un sueldo de verdad, pueda decir "lo logré".