Por Pame
Nadie quisiera que los niños tengan que pasar por esta situación de dolor, pero la realidad es que no se puede evitar, y mucho menos evitar que se hable del tema.
Hoy quisiera compartir este post y ayudar lo mejor posible a los padres para que sepan cómo llevar el duelo junto a sus pequeños.
Lo primero que debemos entender, nosotros como padres, es que el niño al igual que nosotros está sufriendo y más daño les hacemos apartándolos, ellos tienen derecho a sentir cólera, dolor, tienen derecho a llorar y preguntar por qué, dejemos que descarguen todo lo que llevan dentro.
Dar la noticia, debemos tratar de estar a solas con el niño y en un momento de tranquilidad, sentarse y explicarle que ha pasado algo muy triste, una persona que quieres mucho, ya no podrá estar con nosotros.
Tener mucho cuidado cuando les explicamos lo sucedido, ellos tienden a idealizar todo lo que les decimos y esto si no es llevado con cautela puede generar miedos futuros. Tratemos de hacerlo con pocas palabras, pero siendo claros.
Decirles que estaba muy enfermo, pero muy enfermo una enfermedad que no a todos les da, para que no piensen que a ellos también les puede pasar si se enferman. Si fue un accidente que quedo muy muy malherido y los medico no pudieron arreglar su cuerpo. Si fuera un suicidio, aunque son pequeños debemos tratar de explicarles que es un suicidio y responder todas sus preguntas, en estos casos buscar ayuda profesional para guiarlo de la mejor manera.
Paro los niños más pequeños debemos repetirle y explicarle muchas veces. Es mejor pues decir que ha muerto, que usar expresiones como "se ha ido", "lo hemos perdido" (pueden pensar: ¿y si me pierdo yo y no se volver a casa?), "ha desaparecido", "se ha quedado dormido para siempre" (pueden temer no poder despertarse), "Se ha marchado de viaje", "Dios se lo ha llevado” “Esta quieto y tranquilo”.
Estas expresiones pueden alimentar su miedo a morir o ser abandonados, y crear más ansiedad y confusión
Los funerales:
Hacer participar al niño en el velatorio, funeral, entierro podría ayudar a comprender la muerte lo que viene luego y empezar el proceso de duelo , siempre guiados por un adulto, si los padres están muy afectado un familiar muy querido por el niño puede tomar esta lugar, que se ocupe de atenderle y se responsabilice de acompañarle durante estos actos.
Comentarle que el cuerpo deja de moverse del todo y para siempre, deja de respirar, de comer, de hablar, de ir al baño, y no siente dolor. Dejarle bien claro que ya no siente nada; ni lo malo, ni el frío, ni el hambre… Insistir en que la muerte no es un especie de sueño y que el cuerpo no volverá ya ha despertarse. Explicarle dónde estará, qué aspecto tendrá. Lo ideal es que el niño pueda pasar un rato de tranquilidad e intimidad con el. Puede pedirse que nos dejen a solas con el niño y que no se interrumpa durante unos minutos.
Si el niño no quiere ver al fallecido o participar en algún acto, no obligarle ni hacer que se sienta culpable por no haber ido.
Dejar que los niños expresen todo su sentir, pasados algunos días o las primeras semanas, no utilizar frases como “No llores” “Se valiente”, etc. Pues debemos dejar que sientan libremente, a nosotros nadie nos dice como sufrir o cuando llorar.
Proceso del duelo:
La forma de llevar el duelo, varía mucho según la edad del niño, la circunstancia o la cercanía de la persona fallecida y puede durar entre 1 a 4 años.
La primera fase es la Negación, en este proceso vemos niños que se niegan a aceptar la perdida aparece una poco de retroceso en su desarrollo, se pegan mucho a la persona que tiene a su lado, llora, expresan su pena mediante el juego, opta por comportarse como si no hubiera pasado nada y al poco tiempo busca a la persona en la casa, en niños mas grandes pueden tornarse agresivo. En cualquiera sea el caso debemos acompañarlos y comprender cada etapa por la que pasan.
La segunda fase es la IRA, la negación es sustituida por la rabia, el resentimiento; surgen todos los por qué. Es una fase difícil de afrontar para los padres y todos los que los rodean; esto se debe a que la ira se desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Suelen quejarse por todo; todo les viene mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza. La familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira como algo personal para no reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará una conducto aun mas hostil en el niño.
La tercera fase es la Depresión: cuando no se puede seguir negando el niño se debilita, aparecen otros síntomas y se ven invadidos por una profunda tristeza. Es un estado, en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad no intentar en esta etapa hacerlo mirar las cosas por el lado positivo. Esto significaría que no debería pensar en su duelo y sería absurdo decirle que no esté triste. Si se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final. Es una etapa en la que se necesita mucha comunicación verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se transmite más acariciando la mano o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo.
La cuarta fase es la Aceptación: quien ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira, la bronca por la pérdida y la depresión, repentinamente empezaran a sentir tranquilidad no es una etapa feliz: en una etapa desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de ser escuchado, ya no preguntan mas porque. La vida empieza a seguir su camino. Sienten algo parecido a la esperanza: es la que sostiene y da fortaleza al pensar que se puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir que la vida aún espera algo importante.
Ayudar a encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza.
Los signos de alerta y el momento que se puede buscar una ayuda profesional son las siguientes:
- Llorar en exceso durante periodos prolongados, rabietas frecuentes y prolongadas.
- Apatía e insensibilidad, frecuentes pesadillas y problemas de sueño.
- Pérdida de apetito y de peso. Miedo de quedarse solo. Comportamiento infantil (hacerse pis, hablar como un bebé, pedir comida a menudo) Todos estos síntomas son normales, pero si se san por un tiempo prolongado, empiezan a ser señales de alerta
¡Excelente entrada, Pamela! ¡Felicitaciones! No es nada fácil para los grandes atravesar los duelos,mucho menos para los niños. Y para los grandes no es fácil ayudar a los niños a transitarlo tampoco. Se cree que hay que protegerlos del sufrimiento, pero el sufrimiento es algo inherente a nuestra condición humana: es inevitable, y bien llevado, redunda en crecimiento personal y unión familiar. El mentir para aliviar el pesar no ayuda en lo más mínimo. Y los duelos son una realidad de nuestro paso por la vida que es mejor enfrentar con herramientas como las que tú nos sugieres,desde la verdad de las emociones que se experimentan, y conociendo algo acerca de su desarrollo, aunque no todas las personas los vivan del mismo modo. Es un tema que me interesa mucho, y me parece más oportuno y valioso como aporte en esta coyuntura que les ha tocado atravesar como país y sociedad toda.
ResponderEliminar¡Gracias y saludos!
excelente entrada, la verdad uno nunca piensa en estas cosas, pienso que esto de verdad ayuda a los padres en los momentos en que ellos mismos esta sufriendo, con esta ayuda uno puede tratar de no descuidar a sus pequeños en estas etapas tan tristes para todos y no cometes errores en el proceso. Gracias Pame
ResponderEliminarMuy buena entrada
gracias esto me ha servido un montón
ResponderEliminar:) saludos
Me encantó tu entrada, explicas todo de manera muy clara y concisa. Cuántas veces hemos visto a papás que sobre protegen a sus hijos frente a un sinfín de situaciones. Que la muerte de un ser querido no signifique dejar de la a los niños porque son "chicos". Que no tengamos miedo de hacer del sufrimiento parte inherente de nuestro crecimiento, lo que nos hace humanos y generosos con la vida.
ResponderEliminarGracias por sus comentarios que bueno saber que se puede ayudar a muchos padres, a sobrellevar los momnetos dificiles que les toca vivir.
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