Enviado por Isabel de la Granja, desde España
Decidida a acabar con su racha de mala suerte, Mari Carmen Martínez de Araujo contrató los servicios de una experta para hacerle una limpieza profunda y quitarle los malos espíritus. La muy bruja cumplió y la limpió.
Tras un año de reveses y sinsabores (se divorció de su marido abogado, perdió su trabajo de RRPP en una tienda de lujo y tuvo que cambiar a sus hijos de un colegio privado a uno público), Mari Carmen Martínez de Araujo (madrileña para más señas) se plantó en la consulta de una vidente para que la viera bien vista. La bruja Maruja (Maruja Naranjo de nombre cítrico-artístico), después de pasarle el plumero, echarle en cara los arcanos mayores y rodearla de velas blancas que se apagaron al instante, determinó que era víctima de un poderoso mal de ojo.
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| Tengo un muerto en el ojoooo... ¡Quítameloooo, quitámelooo! |
Mari Carmen, supersticiosa y sugestionable como una mala cosa, se puso en manos de Maruja ipso facto quien le recomendó hacerle una limpieza profunda de cuerpo y casa. Como primera medida de emergencia, le dio un bañazo de sal gorda en el jacuzzi de Mari Carmen. Para que el conjuro surtiera mayor efecto, Maruja exigió sal Maldón -solamente para gourmets-, 12 velas blancas de la marca Zenadora (París) y zumo de limones del Caribe recién exprimidos a mano. Después del baño, Maruja se quedó con los carísimos ingredientes para poder limpiar su propia casa de las malas vibraciones que captó en las cortinas y alfombrilla del baño de Mari Carmen...
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| ¿Es cosa mía o está tía me está chupando la sangre? |
Viendo que el maleficio era muy serio y resistente, en la siguiente sesión Maruja sometió a Mari Carmen a un proceso de liberación de diablillos. La bruja Maruja escupió repetidas veces sobre su pelo y ropa, y la lamió para quedarse con su mal en la punta de la lengua. El vestido (que era un V&L de flores y volantes de capa) quedó hecho unos zorros, así que Maruja se lo llevó para quemarlo y poder convertirlo en el humo negro de Lost. Mari Carmen se sometió siete veces más a este contraconjuro del escupitajo, perdiendo una chaqueta y dos pantalones de Chanel, unos zapatos verdes de Jimmy Choo, tres blusas de Prada y un vestido de Hermès. Con esta técnica, Maruja le explicó a Mari Carmen que dejaba atrás lo viejo para poder recibir lo nuevo.
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| Si ves por ahí a esta bruja, que sepas que es Maruja |
Lo último para romper con éxito el mal de ojo, era hacer una limpieza profunda de la casa Martínez de Araujo. Maruja se paseó por las seis habitaciones abriendo armarios, cajones, joyeros, los botiquines de los tres cuartos de baño y las librerías de los dos salones para llegar a la conclusión de que ella sola no podría hacerlo… bien. Así que quedaron al día siguiente para que reuniera un equipo de profesionales rumanos, expertos en la limpieza de casas a domicilio. Al día siguiente, Mari Carmen les vio llegar en varias furgonestas y con ropa de trabajo, lo que le habría hecho sospechar de no ser por los turbantes de tela de toalla, los medallones de oro y los anillacos con la llave inglesa de la vida, atuendo habitual del oficio de adivino.
Hola, soy el socio de Maruja. Me llamo Buenaventura.
Maruja
le dio a Mari Carmen un brebaje para que estuviera bien relajada durante la
limpieza, pues si no se estaba quietecita el aura le quedaría para siempre
sucita. A la de tres, Mari Carmen cayó en un estado letárgico que le duró entre
dos a doce horas, imposible precisarlo. Cuando despertó su casa estaba tan
limpia como el primer día: sin muebles, cuadros, alfombras, libros u otros
enseres útiles y fútiles.
Aunque movió cielo y tierra, todos sus esfuerzos por dar con la bruja Maruja y su equipo rumano de limpieza resultaron estériles. Esa pájara voló muy alto, pero sin faltar a su palabra: la casa de Mari Carmen quedó tan limpia que se podía comer en el suelo. De hecho, era el único sitio donde podía comer.
Aunque movió cielo y tierra, todos sus esfuerzos por dar con la bruja Maruja y su equipo rumano de limpieza resultaron estériles. Esa pájara voló muy alto, pero sin faltar a su palabra: la casa de Mari Carmen quedó tan limpia que se podía comer en el suelo. De hecho, era el único sitio donde podía comer.
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| Yo no le hago ascos a la comida. Lo que no mata engorda... |
jejejjeej Muy cómico tu relato, no se como pudo ser tan ingenua y creer tanta barbaridad :(
ResponderEliminarjaja muy bueno,hay que dejarse ehhh??!!jaja
ResponderEliminarGenial, simplemente genial!
ResponderEliminar...me recuerda un capítulo de Friends, cuando Joey tata de vender un mueble horrible y un ladrón le pide que Joey se meta adentro del mueble para ver cuan grande era...y el ladrón encierra a Joey en el mueble y se roba todo del departamento.