Por Patricia O (Patokata), desde Uruguay
Está cansad@ de su vida gris, de las responsabilidades infundadas,
de las cadenas diarias y de la soledad. Necesita un respiro en su vida, nuevos
bríos, renovadas ilusiones aunque resulten locas; piensa esto frente al espejo,
ya a punto de salir para el trabajo. De repente se quita el uniforme, se
viste de calle y saca la vieja bicicleta llena de telarañas encerrada en el
closet; ya en la calle, comienza a pedalear hasta perderse en caminos
inventados mientras va soltando las tres detrás de sí. Respira el aire limpio y
fresco de ese camino desconocido, se da el gusto de manejar sin tomarse del
manubrio y, extendiendo los brazos, empieza a imaginar colores vivos mientras
mira hacia el cielo con los ojos cerrados y una sonrisa nueva en la cara.
Un soplo de aire fresco en una vida monótona y con sus complicaciones. Me gusta que con solo una bicicleta consiga escapar de todo ello durante un rato. Un relato muy bonito. Besosss
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