Por Patricia O. (Patokata), desde Uruguay
-¡La casa entera se desplomará sobre ella!- recuerdo que gritó la gitana que una tarde le tiraba las cartas a mi madre.
A partir de ese día mamá vivía pendiente de que estuviera la mayor parte del tiempo al aire libre. Así fue que me hice amiga de estos gatos que están desde siempre conmigo.
La casa no solamente no se desplomó, sino que el tiempo siguió pasando y aquí estoy: contemplando a la luna con mis queridos gatos y sin mamá. Aquella que desmejoro por cuidarme tanto, siempre preocupada porque nada me pasara, que llegó a quedar ojerosa y flaca, se fue apagando de a poquito.
Y aquí sigo yo... cuando la casa se desplome ya me habré ido hace rato.
tía linda!!!!
ResponderEliminar<3
Hermoso!! Se me puso la piel de gallina!
ResponderEliminarAhh! Y que gran compañía son los gatos!
ResponderEliminarMe encanta tu idea de darle vida a un personaje que de otra forma sería invisible: la viejita de los gatos, la loca, la mendiga de la esquina. En realidad uno no se pregunta muy a menudo lo que hay por dentro de esos personajes :o
ResponderEliminarsimpleza, cotidianeidad, fuidez
ResponderEliminareso es buenísimo,
quizás un poco más de acción y sorpresa
hubiera quedado una joya
saludos