En occidente los popularizó Marcel Boucher, un joyero francés que en 1937 lanzó una colección de bisutería espectacular. 

Sus diseños se inspiraban en las formas sinuosas de la naturaleza, estaban llenos de volúmenes y detalles caprichosos. Aquellas piezas lucían aires de alta joyería y supusieron una gran revolución. Marcel Boucher acercó el lujo a las mujeres de todos los círculos sociales.

En los años 50, actrices como Carmen Miranda o Lita Baron adornaban sus caras con los earrites de Marcel. Muchos joyeros imitaron su estilo y tras su muerte,  muchos más han seguido su estela. Entre las variadas propuestas de este año, las que más destacan todas las críticas son las que elogian las formas románticas de este creador.

¡Si os gustan, tranquilas! Estos diseños muy pronto empezarán a estar clonados. Las orejillas de elfo de la colección Dutchess of Fabolous de Erickson Beamon (400€ o más, según donde los compres), ya las ha copiado Miss Selfridge por por 9€...

El primo de la Selfridge, Topshop, ha hecho una versión de un modelo oversize muy setentero. Se dice que para llevar este tipo de adornos es aconsejable tener el pelo corto o llevarlo recogido, pero como yo siempre tengo que ir a la contra, pienso que una melena puede adquirir un toque muy chic si se acompaña con un ear cuff bien vistoso. Para mi es una solución genial, siempre me meto el pelo detrás de la oreja a lo catetilla (no hay forma de quitarme esa manía). Sin embargo, recogiendo un lado de la melena tras un modelo similar a estos, se pasa de catetilla a divinorra... 

Los modelos más pequeños pueden darle un punto de gracia extra a una coleta o a un moño alto.




Como dije antes, este año los ear cuffs ya no se limitan a un único estilo, tenemos metal, piedras preciosas, crines, las ya manidas plumas, cuero, goma, aluminio, espejo, etc. Podemos encontrar diseños de vanguardia, adquirir alta joyería o volvernos locas comprando bisutería bien barata... ¡En Asos los tenéis a precios de risa!













Desde luego yo digo SÍ a los ear cuffs, aunque muy pocas veces lleve joyas, cuando me pongo me pongo. Siempre me han gustado los pendientes vistosos pero como me son muy incómodos no los uso nunca. La ventaja de estos diseños es que, por pesados que sean, resultan bastante cómodos, reparten el peso de manera uniforme por toda la oreja en vez de colgar desde un único punto. ¡Además, ya no hace falta perforarse compulsivamente a lo Camryn Manheim! Muchos de los modelos actuales no necesitan ni un agujero ;)

Está claro que cuando divinas marcatendencias como Daphne Guiness apuestan por algo, en pocos años, much@s siguen sus pasos.