Por Roberta Stanley desde Chile
Antes de comenzar este post, quiero aclarar que este no es un artículo gastronómico ni tampoco sobre alguna falla de los hornos eléctricos ni a gas. No. Tiene que ver más que nada sobre un dicho popular que me ha hecho bastante eco durante los últimos meses, y que por tiempo y otros acontecimientos no había tenido oportunidad de compartir con ustedes.
Bueno, el que a uno se le queme el pan en la puerta del horno no es literal. Si usted está leyendo esta entrada y se dedica a la panadería, claro, no es necesario que lo interprete, debe tener bastante cuidado, el pan quemado y mal cocido es pésimo. Pero yo me refiero al refrán, para l@s extranjer@s que estén leyendo ahora, significa que damos por sentada una situación, aseguramos que todo va bien y finalmente... Ese algo nunca pasa. O algo lo entorpece y no sucede.
Bueno, el que a uno se le queme el pan en la puerta del horno no es literal. Si usted está leyendo esta entrada y se dedica a la panadería, claro, no es necesario que lo interprete, debe tener bastante cuidado, el pan quemado y mal cocido es pésimo. Pero yo me refiero al refrán, para l@s extranjer@s que estén leyendo ahora, significa que damos por sentada una situación, aseguramos que todo va bien y finalmente... Ese algo nunca pasa. O algo lo entorpece y no sucede.
Algo así me pasó a mí. Me confié, no preví que algo podía pasar y "here I am"... Aquí viene mi historia. Pero antes, creo necesario darles una explicación de porqué estoy hablando de esto (y también de porqué me desaparecí tanto tiempo de aquí).
Después de haber pasado cinco meses frenéticos de búsqueda de trabajo, me di un tanto por vencida en la senda de hacer realidad uno de mis anhelos inmediatos, gracias a mi hermana (que pese a que está lejos de Chile, permanece en contacto conmigo) recobré un poco de la esperanza perdida. Decidí dejar de lamentarme por la falta de trabajo y de mi mal ojo en esas lides para lanzarme a buscar algo que hacer mientras que la oportunidad no se presentaba. "Tienes que estar tranquila y buscar en otra cosa por ahora, ya verás que aparece algo con el pasar del tiempo". Ese fue el consejo de mi hermana. Textual. Y bueno, consideré que había sido uno de los consejos más sensatos que había recibido en meses, así es que le hice caso.
Busqué en cosas que ya conocía, en las que había trabajado antes y me resultó. Encontré sin mucho esfuerzo una ocupación en un Call Center, empecé la capacitación (que no era muy prometedora, por lo demás, pero es lo que hay) y empecé a trabajar sin problemas. El dinero no era un factor preocupante, puesto a que me alcanzaba para pagar las cuentas atrasadas, ponerme al corriente con el mundo olvidado que uno deja en la cesantía, rearmar mi guardarropas y también mi confianza.
Semanas más tarde, cuando ya estaba afianzando mi seguridad, apareció, como caída del cielo, otra oportunidad: Trabajar como periodista freelance en una exclusiva revista de temas más bien serios (diplomacia, negocios y turismo), oportunidad que no podía rechazar. Emoción a más no poder. Me sentía casi como si me llamaran del New York Times... El problema era el horario, porque trabajar 45 horas semanales no permite muchas opciones de horario... ¿Cómo trabajar 45 horas más 6 que requería diariamente mi nueva propuesta? No podía dejar mi trabajo en el call center porque con lo que me pagaban en la revista no alcanzaba a vivir un mes completo. Me quebré el cerebro pensando en cómo hacerlo, hasta que arreglé mis horarios en el callcenter para trabajar solamente en las tardes, en las mañanas, trabajaría en la revista.
Así me sentía todos los días, pero aunque parecía duro, era gratificante |
El desafío era enorme: trabajar de 09.00 a 23.00 de lunes a viernes y cumplir turnos los sábados era una tarea titánica. Tuve que dejar muchas cosas que me gustan de lado (como por ejemplo, escribir aquí) y amoldarme a mi nueva y ocupada vida. Fue raro pasar de levantarse y quedar desocupada a no tener tiempo ni siquiera de ver las noticias en televisión, pero tampoco fue tanto problema. El problema sí fue el sueño, dormía poco, pero no andaba menos lúcida. Tenía más responsabilidades, pero estaba feliz, me sentía estimulada, realizada y confiada en mis capacidades. En las nubes.
Fue en el periodo en el que me estaba empezando a llenar de planes (porque claro, cuando uno pasa por esos periodos de ocupación hasta el hartazgo, uno empieza a proyectarse con la vida, sobre todo económicamente) y a llenar de trabajo también (tenía que entrevistar esa semana a 4 autoridades chilenas y extranjeras de gran relevancia económica y política) cuando me pasó algo horrible.
Estas cosas en realidad uno no las planea, no las considera nunca, tal vez si uno tuviera una bola de cristal y pensara siempre en los imprevistos, seríamos superhumanos... Pero yo todavía no me compraba la capa de Súper Chica, (creo que la que me llegó vino fallada).
Después de un feriado maravilloso junto a mi novio y de haber pasado un horrible tiempo en el call center (que era el mismo que apareció en las noticias, donde unos tipos se tomaron una estación de metro para hacer valer sus demandas sindicales), me preparaba para irme a descansar luego de haber visto televisión y, haber preparado las entrevistas que tenía como misión para esa semana que prometía ser muy acontecida. Cuando los astros, el cola de flecha, el cansancio o tal vez qué fuerza, se confabularon y tuve un accidente en la escalera de mi casa. El último escalón se hizo más corto, pisé mal y me caí feo. Muy feo.
En un principio pensé que solamente me había torcido el pie, pero no podía pisar bien y me vi forzada a llamar un taxi para trasladarme al Centro Asistencial de Urgencias.
Diagnóstico: Esguince (no especificado el nivel de gravedad).
Mi pie momificado por 3 semanas, casi 4 |
Fui al Traumatólogo y me adjudiqué un lindo yeso por tres semanas y el diagnóstico correcto de mi lesión de pata de lana: Esguince grado 3 de tobillo.
El diagnóstico me espantó menos que la licencia médica por más de 12 días que me extendieron en un principio. Ahora voy en la tercera... lo que me ha marginado de todas mis actividades laborales, sociales y de cuanta cosa quería hacer pero que con el pie lesionado no puedo. Como que la lesión me marginó del mundo.
Ya no saco nada con quejarme del accidente, porque estas cosas pasan y no hay mucho que hacer al respecto, salvo tener la energía suficiente para canalizarla en la mejoría. Pero, ¡quién no me ha dicho que tengo mala pata! Y si, es verdad... Tengo mala pata. Literal.
Durante este periodo (doloroso, por cierto), he tenido el tiempo para parar un poco y pensar en que tal vez esta fue una señal para tomarme las cosas con más calma, para no hacer tanto plan junto, a no dar nada por sentado y no apurarme a vivir, a dejar de quejarme y dejar que las cosas pasen no más... ¿Será eso? Es por eso que el título de esta entrada me ha hecho tanto eco estos días... ¿Será que se me quemó el pan en la puerta del horno y no pude darme cuenta cuando estaba tostándose?
Mientras busco la respuesta, sigo recuperándome y mentalizándome en volver pronto a trabajar y retomar mis días eternos... De lo que si estoy segura es que esta es una lección aprendida, (es difícil no entusiasmarse, pero hay que contenerse).
Pd.: Las extrañaba... Se siente bien estar de vuelta :)
Después de leer su historia simple mi comentario: "el que mucho abarca poco aprieta"
ResponderEliminarSaludos
Puxia Roberta... Paciencia con la recuperación y el reposo y, no te apresures con lo de tu pie porque al no cuidar un esguince se hace crónico y lo llevarás por el resto de tus días... (been there)
ResponderEliminarA los 9 años me saque la cresta (cresta y media) en el colegio jugando. Diagnóstico: Esguince leve de muñeca.
En la asistencia pública nadie me pescó y en la casa tampoco. Nunca inmovilicé la mano (no puedes pedirle a una niña chica que se quede quieta, menos si tiene rasgos hiperactivos) Y ahora, que tengo 30 años aún me molesta (hasta para hacer click) xD Así que, consejo: Cuídate! Se obediente! Y no te esfuerces de más! =)
Si, estoy siguiendo al pie de la letra las indicaciones de mi Kinesiólogo, que cada vez me tortura menos :)
EliminarHola, ROberta que bueno leerte de nuevo, que mala pata linda pero yo siempre suelo decir, positivamente "nada es casual" nada, así que si las cosas pasan es por algo y siempre son para mejor, saca el provecho de tu estado de tranquilidad, mucho animo y fuerza :)VAMOS QUE SE PUEDE!!!
ResponderEliminarTal cual... yo también pienso que todo esto es por algo. Aún estoy en el proceso de decifrar cual fue el propósito, pero mientras eso pasa, estoy reordenando mi vida y poniendo todas mis energías en la recuperación. Muchas gracias por tus buenas vibras!!!
EliminarMala pata, literalmente. Uff, admiro tu fuerza linda, yo me muero habiendo ordenando todo porfin y desarreglarme de una de tan dolorosa manera. De más que cuando vuelvas a retomar las riendas horarias serás aún más super woman y abarcarás el doble jajajajajaja, no obstante, quedando de por vida usando ascensores y sin poder mirar escaleras.
ResponderEliminarVamos que se puede mujer!!!!! :D
Jajajajajaja siii!!!! me estoy preparando para ser una Mujer Maravilla que usa el ascensor ;)
EliminarBella! welcome!!!!!!! desgraciadamente te tenemos de vuelta bajo estas condiciones =( pero como dice LMM nada es casual y este accidente feo es una lección para que no te creas la super mujer que pensaste ser.
ResponderEliminarun besito enorme!! espero que te recuperes pronto!
Como te dije en Twiiter un día, descansa, aprovecha de hacer en cama lo que antes no podías.
ResponderEliminarY este es un consejo como ex bailarina clásica experta con doctorado magistral en lesiones: cuando te saquen el yeso haz ejercicios en agua caliente con sal, te aliviará mucho.
Qué rico tenerte de regreso!
Lo del agua caliente con sal es parte de mi rutina diaria desde que me sacaron el yeso. Es un cacho meter la pata al agua todos los días, porque no siempre ando de ánimo, pero lo hago igual. La otra cosa que uso harto es el guatero. Ando con él hasta en la cartera! Jajajaja. Ahora estoy haciendo los ejercicios que me dio el Kinesiologo: con una pelota de goma, con una banda de goma, circulos, resistencia... y cada vez me siento mejor :) así es que espero estar bien pronto :) Muchas gracias por tus buenas vibras!!!! Un abrazo enorme!
EliminarA veces el cuerpo nos manda una señal, una advertencia de "basta"!
ResponderEliminarAdmiro tu fortaleza, hay pocas mujeres que se atreven a hacer lo que hiciste y luego compartir su experiencia.
Que curiosa es la vida¡ Hace un mes y ocho días me presenté en urgencia de una clínica pensando en que el costalazo que me había dado la noche anterior se trataba de un esguince, me enviaron derechito a "rayos", lo que arrojó fractura desplazada del peroné izquierdo.¡Horror¡ El comentario atinado del doctor fue: mínimo tres meses de licencia. En mi condición reconocida de trabajólica, casi me morí¡ Me lo pasé llorisquiando las dos primeras semanas hasta que decidí ocupar mi tiempo en aquellas cosas por las que siempre me lamento, curiosamente, por no tener "tiempo" para hacerlas. Fue entonces cuando una persona muy cercana me comentó sobre BEBLOGGERA donde me encontré con tu artículo. Curioso, no?. Me hizo mucho sentido, porque en lo personal y luego de pasado un mes, me di cuenta que este tiempo me ha servido para poner un poco el freno, pensar con tranquilidad mucho más de lo habitual y reencontrarme conmigo misma, con lo que siento y con lo que quiero. Que curiosa es la vida¡¡ Se encarga sola de mostrarnos el camino, lo importante es que estemos atentas y dispuestas a seguirlo...
ResponderEliminarUfff! es la peor respuesta que un médico le puede dar a un trabajólico. Yo en realidad también me reconozco trabajólica, y por eso para mi fue tan gratificante tener dos trabajos, hasta que el destino me hizo una zancadilla.
EliminarPero claro, como dices en tu comentario, este tiempo me ha servido para reencontrar mi norte, y para avanzar espiritualmente.
Me siento menos sola en la tragedia!! Gracias por compartir tu experiencia aquí. Espero que te recuperes muy bien y descanses, que es importante en la rehabilitación. Un abrazo y gracias por tu comentario!
ufff que fuerte todo lo que te paso, yo soy igual me proyecto mil y a veces las cosas se caen minutos antes, te mueres cuantas veces he estado con yeso, soy una pata de lana jaja.
ResponderEliminarCreo que siempre es bueno proyectar pero en tiempos cortos y tratar de organizar las cosas con el correr del tiempo.
Me entretuve leyendote.
saludos y cuida mucho tu lesión si no se pueden volver cronicas.
¡ES UN ESGUINCE! ¡Y en la pierna! Puedes hacer de todo yendo con muletas. Venirse abajo por un esguince me parece ridículo. Mirando a tu alrededor verás que cualquier caso que te encuentres es mucho peor, fíjate en el comentario ese, fractura desplazada del peroné con tres meses de baja...
ResponderEliminarLa vida está llena de putadas así, da gracias a que solo ha sido un esguince y sobre todo, a que nada va a cambiar, ya mismo seguirás con tu vida sin más y eso, no es algo que pase siempre.
De niña, tuve que dejar el equipo olímpico de natación por partirme los ligamentos, hubiera participado en las Olimpiadas de mi ciudad, Barcelona. ¿Te imaginas? Después, a los 17 años, un accidente me forzó a dejar mi carrera como modelo y me tuvo durante meses en cama, totalmente inmovilizada! Llevaba trabajando desde los 12 años y de pronto, no podía hacer absolutamente nada, tardé casi un año en valerme por mi misma, ¿tú has visto alguna modelo en silla de ruedas? Pues eso, da las gracias a que no has perdido nada Robertaaaaaaaaaa!
Roberta mía... Que rico es leerte de nuevo y que recuerdos me traes... A los 19 años la vida me dijo lo mismo que ahora te dijo a ti: PARA MIERDA!!! Era mi mejor momento en el deporte y tuve que parar como por 3 meses por una luxación de mi tobillo izquierdo con rotación y corte total de ligamentos externos, acostada, yendo a dar pruebas con muletas y sin saber si volvería a hacer lo que hacía con más pasión en esos momentos, jugar voley. Claro, nunca volví al voley como antes, pero descubrí que mi vida iba por un un camino que no había elegido y que podía hacer muchas otras cosas. Rara la vida... raro como habla, pero buena ventura al que entiende!!!
ResponderEliminarUn abrazo enorme! Y cuídate la pata cabra que solamente tienes 2!
Linda, como decían... nada es casual?
ResponderEliminarCreo, simplemente, que quizás no estabas preparada para dar "ese paso", te levantaste con el "pie equivocado" y era necesario parar. Las cosas pasan por algo, no te apresures. Recién saliste de la U, busca algo en lo que puedas desarrollarte bien, y de la mejor manera, si no estarás predestinada a hacer dos pegas a la vez, porque nunca serás tan buena como para tener sólo una. Si son 6 horas, no sé si si te convenga tanto... cómo podrán valorar tu trabajo de periodistas, de ese modo?
Tranquilidad, linda. Cuando ya tengas la pega soñada, añorarás estos momentos xd
Un beso
Que bueno leerte nuevamente aunque sea de esta manera, al igual que todas también creo que las cosas pasan por alguna razón y fue un accidente y contra eso no puedes hacer nada, lo único es enfocarte en tu recuperación y aprovechar el tiempo de licencia para descansar y tomar ese respiro que quizá te hizo falta. Duerme, descansa y relájate sin culpas, ya llegará el tiempo para seguir trabajando full...
ResponderEliminarBesos y que te mejores pronto.
¿Por qué no has vuelto a escribir?
ResponderEliminarEsta columnista ya no colabora para nuestro blog. :(
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