Por La Churro desde Chile
Como les comenté en mi post anterior, atravieso por una época de abundancia de hombres que, la verdad, no ha sido para nada placentera, me he cargado de controversias morales y emocionales. Como he notado a algunas de mis colegas bloggeras un poco depres o llenas de cuestionamientos (asumo que es la época), les revelaré mi más preciado secreto para tener a este harem masculino: El Machitún* de la Abundancia, a ver si les funciona y regresan los días de gloria (o al menos logro sacarles alguna breve sonrisa).
Desde ese momento realizamos lo que llamamos El Machitún de la Abundancia: Nos miramos y gritamos fuertemente "¡Abundancia! ¡Abundancia!", para los cumpleaños o años nuevos no nos deseamos suerte ni felicidad, sino "¡Abundancia! ¡Abundancia!", no nos despedimos con un "que te vaya bien", sino que con un "¡Abundancia! ¡Abundancia!", e incluso cuando es mucha la necesidad y estamos lejos la una de la otra escribimos en nuestros muros de face "¡Abundancia! ¡Abundancia!". Muchos nos han seguido en este movimiento y ya casi ha pasado a ser el mantra familiar.
Como les comenté en mi post anterior, atravieso por una época de abundancia de hombres que, la verdad, no ha sido para nada placentera, me he cargado de controversias morales y emocionales. Como he notado a algunas de mis colegas bloggeras un poco depres o llenas de cuestionamientos (asumo que es la época), les revelaré mi más preciado secreto para tener a este harem masculino: El Machitún* de la Abundancia, a ver si les funciona y regresan los días de gloria (o al menos logro sacarles alguna breve sonrisa).
Mi prima adorada es La Colo, con ella comparto el gusto por las buenas películas, las conversaciones hasta altas horas de la madrugada, los ambientes fashion, los cocktails improvisados y la vida licenciosa. Lo que nos separa es que ella es extremadamente lesbiana y yo extremadamente hetero (ya lo habrán notado).
Los demás primos nos molestan diciendo que ambas
terminaremos nuestros días viviendo juntas, donde tendremos locos a los
conserjes por el constante desfile nocturno de hombres y mujeres, pero todo estará bien señalizado con luces de neón rojas para que cada amante supiera a qué
habitación dirigirse. Pasamos a ser
bautizadas como Las Soletronas, por nuestra adicción a coleccionar
historias amorosas y, por la nula proyección a vernos con una pareja estable, viviendo felices y horneando un kuchen en nuestra casa de dos pisos con cerca blanca,
esperando al amado marido regresar de la oficina mientras, el perro labrador
juega en el jardín con las hijas que calzan zapatos de charol y calcetines con
blonda (siempre tuve esa horrenda caricatura en mi cabeza). Al final fueron
tantas las burlas y chistes que entre nosotras mismas nos dirigíamos la una a la otra como
Solterona N°1 (yo, solamente porque antigüedad constituye rango) y Solterona N°2 (mi
querida Colo). Tanto nos tratamos de Solterona N°1 y Solterona N°2 que parece
que el mundo, y los astros, se fueron creyendo nuestros estatus y cada vez
estábamos más alejadas de nuestra vida lujuriosa que tanto adoramos.
¿La Colo y La Churro? ¿Forever solteronas? |
Un día, veníamos La Colo y yo
junto a un amigo después de una fiesta llena de tragos de colores con adornos
exóticos y música electrónica. Todo se nos subió a la cabeza y en
ese estado mental perturbado, tratábamos de encontrar la fórmula para desviar
nuestro camino del estigma de Solteronas y encontrar un adjetivo que nos llevara de vuelta
a las noches en compañía, pero nada nos hacía mucho sentido. Hasta que este
amigo, que después de un par de copas ya se había convertido en una amiga
bastante loca, nos dice con más emoción que en un orgasmo: “¡Ya sé! ¡¡Las Abundantes!!
¡¡Tú serás abundante de penes y tú abundante de vaginas!!”. No podíamos
parar de reír, pero fue la mejor respuesta que podíamos encontrar.
Desde ese momento realizamos lo que llamamos El Machitún de la Abundancia: Nos miramos y gritamos fuertemente "¡Abundancia! ¡Abundancia!", para los cumpleaños o años nuevos no nos deseamos suerte ni felicidad, sino "¡Abundancia! ¡Abundancia!", no nos despedimos con un "que te vaya bien", sino que con un "¡Abundancia! ¡Abundancia!", e incluso cuando es mucha la necesidad y estamos lejos la una de la otra escribimos en nuestros muros de face "¡Abundancia! ¡Abundancia!". Muchos nos han seguido en este movimiento y ya casi ha pasado a ser el mantra familiar.
Pruébenlo, el universo nos escucha y si
llamamos a las buenas energías ellas responderán, les juro que funciona y con este
Machitún todo se arregla. Y funciona no solamente para el sexo, también para
amigos, trabajos, estudios, nuevos proyectos y todo lo que deseen. Repitan conmigo: "¡Abundancia! ¡Abundancia!" y ella vendrá a ustedes. Solamente un consejo final, únicamente digan la palabra dos
veces, porque si lo hacen tres, van a estar sobrevendidas y se meterán en líos como yo. No sean golosas.
(*Machitún: Ceremonia del pueblo Mapuche para diagnosticar y sanar a un enfermo)
¡Abundancia! ¡Abundancia! Ole que sí....... Pedir es la mejor forma de tener.
ResponderEliminarhehehhe re divertidas con la Abundanciaaa!!!.. A que se convierte en un movimiento eeh!!
ResponderEliminar:p