Enviado por Viviana Acosta R desde Colombia
Magnolia guardó silencio. Sebastián sentía que se le saldría el corazón. No la conocía, pero no dejaría que hiciera una estupidez. De eso estaba seguro. Mientras el corto silencio seguía su curso, Sebastián hábilmente direccionó la llamada a su celular y continuó hablándole.
Bajó los cinco pisos de su apartamento por las escaleras, con el fin de evitar una caída de señal en el ascensor. Sabía que si perdía esa llamada no la recuperaría y el desenlace, sería fatal probablemente.
Mientras se movía, alcanzó a escuchar por el teléfono una manifestación; se había enterado en sus redes sociales de que esta se llevaría a cabo, la rastreo y ubico la zona por la que pasaba en ese momento. A toda prisa condujo hasta allá, pues esa manifestación lo llevaría a acercarse a Magnolia.
Mientras conducía, le preguntaba cosas a Magnolia para mantenerla conectada. Ella olvidó que él en alguna ocasión le había pedido que lo guiara hasta a ella. Magnolia le conversaba casi sin aliento. Ella sonreía, a veces. Ella no podía dejar de pensar en el porqué de esa llamada tan extraña. Él no podía dejar de pensar en la extraña bienvenida que le tocaba en su regreso al país.
Sebastián, acababa de llegar al país tras un paseo por Argentina, allí fue con el fin de tomar unas fotos para una nueva campaña publicitaria. Había quedado con su amiga Margarita en conversar a su regreso. Ella, tenía la maña de dejar el celular en cualquier lado y le había notificado por mail que esta vez, lo dejó encerrado en la oficina y allí estaría todo el fin de semana. Por eso él la llamaba a casa.
Pasaron veinte minutos, Sebastián seguía haciendo gala de su elocuencia, condujo lo más rápido que pudo, evitó túneles, esquivó obstáculos y se pasó más de un semáforo en rojo. Llegó hasta la zona en la que suponía debía vivir Magnolia. Esa mujer a la que le quería salvar la vida. A la que quería salvar, de ella misma.
A su alrededor, solo estructuras antiguas, le preguntó de cuántos pisos era su edificio y en qué piso vivía. Ubicó, las estructuras que cumplían con las características dadas por Magnolia, le pidió que se asomara a la ventana. Le dijo que mirara hacia donde él estaba. La saludo al verla a lo lejos. Ella quedó asombrada. Él le pido entrar y ella no tenía ninguna objeción al respecto.
Ya estando dentro de su apartamento...
Continuará...
Lee la primera parte acá
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrrrrrg!!!!!! no me dejes así!!
ResponderEliminarEstamos sufriendo desde el otro lado de la pantalla!!!! xD
ResponderEliminarAhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh qué paso? quiero saber <3
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