Ya han pasado 10
años desde la primera vez que me convertí en madre. Nunca, hasta hoy, pude poner
en palabras el relato completo de cómo vino mi hija Rosario a este loco mundo.
Tal vez sea que en unos meses enfrentaré un parto más, tal vez sea que es la
Semana por el Parto Respetado, tal vez, recién ahora puedo contarlo...
Me había costado mucho quedar embarazada. Después de unos 8 meses intentándolo, fui al ginecólogo. Me ordenó muchos estudios (caros y dolorosos) a los cuales me sometí sin cuestionar nada. Me decían que la edad influía (tenía 27 años), que no era tan jovencita como para no tener problemas, que era normal que me costara. En una consulta, de casualidad le mencioné al médico que había soñado que tenía problemas de tiroides, que me mandara a hacer el estudio: de muy mala gana lo hizo, me dijo que era una "soberana estupidez" hacerle caso a un sueño. Me detectaron hipotiroidismo, lo comencé a tratar desde ese momento. A las dos semanas quedé embarazada.
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Rosario y su mamita Paola |
Me había costado mucho quedar embarazada. Después de unos 8 meses intentándolo, fui al ginecólogo. Me ordenó muchos estudios (caros y dolorosos) a los cuales me sometí sin cuestionar nada. Me decían que la edad influía (tenía 27 años), que no era tan jovencita como para no tener problemas, que era normal que me costara. En una consulta, de casualidad le mencioné al médico que había soñado que tenía problemas de tiroides, que me mandara a hacer el estudio: de muy mala gana lo hizo, me dijo que era una "soberana estupidez" hacerle caso a un sueño. Me detectaron hipotiroidismo, lo comencé a tratar desde ese momento. A las dos semanas quedé embarazada.
Paola y Rosario |
Durante el embarazo hice buena letra, tomé los
suplementos vitamínicos (que no necesitaba y me hacían mal), fui a todas las
consultas, me aguanté que me retaran todos los meses por el aumento de peso
(subí un total de 13 kilos en 9 meses y mi bebé pesó 3,5 kilos). En cada
consulta me hicieron tacto. Yo no sabía nada de nada, no tenía más información
que un libro que me habían regalado y, la verdad, ni me preocupé en buscar
material... confiaba ciegamente en los médicos.
El 2 de mayo de 2003 rompí bolsa a las 7 de la
mañana. Me estaba preparando para ir caminando al trabajo (3 km). Siempre me
gustó caminar. Despierto a mi marido, que recién se había acostado (había
trabajado la noche anterior), y me lleva a la clínica para internarme. Mi mamá
tenía quebrada una pierna por lo que me acompañó mi suegra. Me interné y él se volvió a
casa.
Ya estaba enojada, ¡me iba a tener
que aguantar a mi suegra mientras estaba en trabajo de parto! ¡Era el colmo!
El martirio
La primer médico de guardia ni me saludó y me hizo
tacto. Me dolió. Se me rió y me dijo, "¡ay mamita! ¡Si así te vas a poner, vas a
sufrir mucho!" Y sus palabras fueron providenciales, porque me hicieron sufrir
como una perra. Me mandaron a poner oxitocina a las 10 AM y recién me la
pusieron a las 5 de la tarde. Cada una hora, entraba un médico diferente y sin
mediar palabras me hacían tacto. No me decían nada y se iban. Mi suegra estaba
dibujada. Llamo a mi marido bajo amenaza de divorcio para que vaya ya a
acompañarme.
Entró una enfermera, me levanta la bata y me
afeita. Así de prepotente. Le digo que no quiero y se me ríe. ¡Andá callándote la
boca, gordita, acá no tenés que opinar nada! Juro que fue como una cachetada.
Me ponen la oxitocina y comienzo a sufrir como perra. Las contracciones eran muy dolorosas...
Bajo indicaciones de mi obstetra, una médico a la
que yo amaba y pensaba que era afortunada de tenerla, un practicante de manos
gigantes me hacía tacto y me dilataba con su mano para "ayudarme" a
no pasar horas de trabajo de parto. ¡Claro! Después me enteré que ella tenía
una cena importante con un chongo a las 22 horas.
Yo lo veía entrar y lloraba. Me dijo: ¿así gritabas, mamita, cuando te la estaban poniendo? Sepárame las piernitas, no
me hagas hacer fuerza. Así como les cuento. Bajo la presencia de mi marido y
mi suegra. ¿Para que coño estaban ahí? Le dije a ella que se fuera (a los
gritos) y a él que me defendiera. "¡Tranquila mami, a la hora de coger son
todas buenas y después son unas leonas", me dijo entre risas la enfermera
que me estaba acomodando el suero.
Yo gritaba, lloraba, estaba adolorida y seguía
entrando el practicante con las manos gigantes a dilatarme. Y yo, decía
que NO. ¡No me toques! ¡Me duele! Le decía... "¡Colaborá mami, se te va a
morir el chico si no ayudás!", me dijo. Eran las 20 hrs., tenía 8 de
dilatación. Me levanté, me puse a caminar y caí desmayada porque vi sangre en
mi pierna.
Llaman urgente a la obstetra. Me suben a una
silla de ruedas, con las piernas abiertas, me llevan por un pasillo lleno de
hombres a la sala de partos. Les pido que me tapen, se me ríen, me dijo alguien "lo hubieras pensado antes, cuando hacías el chico". A mi marido no
lo dejan entrar a la sala de partos, lo veo a través de un vidrio grande con
cara de susto.
Aprovechan una contracción para hacerme la
episiotomía. Lloro. Me duele. La médico me amenaza de que si sigo así se
va, que tiene cosas importantes que hacer (se ve que mi parto no lo era...). Dejo de llorar, me daba terror que me deje así.
Ellos hablaban de cualquier cosa, ahí me entero de
la cena importante a las 22 hrs. El practicante me hace la Maniobra Krsiteller (con los años me entero que se llama así). Siento un dolor espantoso, un desgarro, un ardor tremendo.
Paola junto a la pequeña Rosario |
Nace Rosario. Lloraba a moco tendido. Tenía sus
ojazos abiertos. La enfermera me la muestra de lejos e intenta llevarla. Me
levanté de la camilla, la agarré del rodete y le saqué de los brazos a mi hija. Así fue nuestro primer encuentro. La abracé fuerte, el practicante me lleva a
la camilla, no recuerdo lo que me decía, me sacan a la bebé, me atan los brazos
y yo a los gritos pidiéndole a mi marido que no la deje sola, que la siga a
donde vaya.
Me cosen sin anestesia, total "no te tiene
que doler esto". Me quieren dopar, y prometo portarme bien. Me llevaron a
la habitación y ahí me encontré con mi hija en brazos de su papá. Se la
quisieron llevar a la nursery para "que yo descanse". Armé lío, me
quería ir a mi casa. Me hicieron firmar unos cuantos papeles en los que me
hacía cargo de todo lo malo que iba a pasarle a mi hija por quedarse conmigo.
De ahí en más la tuve siempre conmigo. En brazos,
durmió conmigo desde el primer momento. Me arranqué el suero para poder
abrazarla bien. Ahí comenzó nuestra historia de amor. La amé con locura desde
que la vi en esa sala de torturas (bah!, de partos...) y no me separé de ella,
ni la dejé llorar ni hice caso a todos los consejos que me daba todo el mundo
(y que nunca pedí).
Con el correr de los años pude emponderarme, aprendí
que no era normal traer un hijo al mundo de esa manera. Aprendí a hacer valer
mis derechos, a luchar por lo justo, a promover la información para que cada
vez seamos menos las mamás violentadas.
Revivir esto me causa mucho dolor, me revuelve las
tripas. Me avergüenza no haberme defendido, me da un odio bárbaro hacia mi
marido que fue testigo de todo y que no hizo nada. Tengo heridas que sanar,
pero mirando hacia adelante soy optimista: mientras funcionemos como una tribu,
mientras compartamos nuestras historias y luchemos todas las mujeres como si
fuésemos una sola, hay esperanzas.
Yo tengo la certeza de que en algún momento estas
cosas no volverán a pasar.
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Enviado por Paola desde Argentina
Dios mio Paola! no soy madre. No estoy embarazada. No se si lo sea. Pero siento una rabia parida por lo que te pasó. Sé que no eres la única que pasa el mejor día de su vida bajo las manos asquerosas de doctores que se creen el hoyo del queque (o el centro del universo).
ResponderEliminarMe da asco saber que esos seres de bata blanca estudian tantos años para torturar, descalificar, mirar en menos y sentir un poder que nadie les ha atribuido. ¿Por ser médicos creen que pueden venir a violentar a alguien de esa forma?
Mi relación con los doctores es así: voy cuando es necesario porque no los aguanto. Me caen mal de empezada y muy pocos han sido humildes y humanos al momento de atenderme.
Lamento profundamente por lo que pasaste. Lo lamento del alma. Siento que pude colocarme en tu piel al momento de leer tu relato. Más aún cuando se sabe que tu marido quedo helado ante tal maltrato y no hizo nada. Pero siento que fue preso de la ignorancia que todos tenemos no?: "Bueno si lo hacen así ellos sabrán, es el doctor"......sin embargo lo único cierto es que se merecián un puñete en el hocico cada uno de esos desgraciados.
un abrazo enorme, espero que este nuevo parto sea todo lo contrario....que sea como debería ser! un momento sagrado para ti y tu familia. <3
NAAAAAAAAAA terrible!!! ademas o sea, tu suegra ya habia parido, no se daba cuenta que algo estaba mal!!!??? y tu marido como no va a decir nada!! yo los mato a los dos ahi y a los medicos ni te cuento!!!! me los como crudos!!! pero bueno, contarlo esta muy bien para las que no saben se puedan defender a la hora de tener a sus bebes y que sea un recuerdo lindo. Ojala esta vez sea todo hermoso para vos!!!
ResponderEliminarBesos
<3 Val
www.beautyval13.blogspot.com
1.- Negligencia médica flagrante
ResponderEliminar2.- Violación a los derechos de la mujer y a los derechos humanos, los podrías haber puesto en la cárcel, sabías? Y así una mansa demanda al hospital
3.- Me separo. Impensable que al tipo que le gustó "ponérmelo" no me acompañe en todo el proceso de principio a fin y menos que no haga nada frente a ese tipo de agresión.
Gracias por tu post, me re-confirma mi postura de que es el trance más horrendo de la vida y no estoy dispuesta a pasarlo, no me la banco nicagando. Bien x las que les gusta ser mamá, yo no nací para eso ;)
Saludos!!
Yo tuve dos partos y no fueron tan traumáticos como el tuyo, pero hay cosas que todavía no se solucionan en la salud pública.
ResponderEliminarMi primera fue prematura, de 36 semanas, me llevaron del consultorio al hospital cercano y de ahí a otro del centro. En todos lados me hicieron tacto. No dije nada, por que sabía que si me quejaba, sería peor.
Un médico me trató de inducir el parto, me puso unas pastillas en el cuello del útero y luego, una gaza, para que no se salieran "y por que le gustaban las cosas a la antigua". Junto a un montón de practicantes. Entre todo eso, me levanté después para acomodar mi camilla, no había nadie cerca. Una enfermera me ve y me reta, por que se supone que tenía que estar acostada para que el bebé estuviera más tiempo dentro de mi cuerpo... (Siendo que me estaban induciendo el parto). Tuve vómitos, y la niña de la camilla más cercana a la puerta, tenia que avisar. Por que no había nadie.
No sirvió de nada.
A la mañana siguiente, otra vez pastillas, tacto, como 5 practicantes al rededor mio, tomándome el pulso, tocando mi guata, haciendo tacto.
El parto fue rápido. Pero hicieron que la practicante me cociera. Demoró más de una hora.
El segundo, fue en la noche, ya tenía experiencia, no iba a aceptar ni practicantes ni nada.
Estuve una media hora con contracciones, sin ninguna anestesia.
Después, alcancé a llegar a la silla de parto, justo. Me hacer el corte segundos después de poner algo de anestesia, no sirvió de nada.
Nace mi hija, me la muestran, y la comienzan a revisar en una camita especial frente a mi.
La matrona me empieza a cocer, la placenta aún no sale.
Después de un buen rato, la matrona se preocupa, llama a un médico, el cual en primero momento no quería venir y pensaron en trasladarme a otro hospital. Luego aparece, y me tiene que sacar la placenta manualmente. Estando ya la herida cocida. Y con escasa anestesia local. Que con el dolor y el nervio, no sirve de nada.
Logra sacarla, y después unas cuantas herramientas más para asegurarse.
Tuve problemas de lactancia, mis pesones se partieron. Tuve que darle pecho igual a mi hija, aunque quería llorar sangre. Mis nervios se partían cada vez que mi hija despertaba a comer. Pero tenía que alimentarla. No me dejaban darle relleno ni siquiera un día. Aunque mi leche salía con sangre.
Salí del hospital, le dí relleno a mi hija dos días, sanaron mis pechos y todo perfectamente.
Pero la herida del parto, todavía me molesta, casi 5 meses después...
No grité, no me quejé, por que sabía que si decía algo, me harían sufrir...
Pero mis dos hijas, valen ese sufrimiento y muchos más :)
Paola, tu historia me conmovió hasta el útero y me dejó con rabia, pena, impotencia... CÓMO ES POSIBLE QUE ESTO PASE!!! Y... QUÉ FUERTE HAS SIDO!!! Chapeau... Un abrazo.
ResponderEliminarQue terrible como fue tu primer parto, me dolió hasta el alma!!! y que rabia que tu marido no haya hecho nada!! que rabia!! y que indefensa te encontrabas!! Menos mal que has sabido salir adelante, y que esto no se vuelva a repetir NUNCA
ResponderEliminarcariños!
Tu historia me recordó mucho el parto de mi madre cuando me tuvo, también fue así, como quién dice que la perra se demore poco en parir. Así tal cual como un matadero, cuando ven a las chicas jóvenes incluso es peor las tratan como rameras, mi madre tenia 19 cuando me día a luz y fue terrible, tanto que al igual que tu se fue enseguida de ese lugar. TU testimonio sirve mucho a que las mujeres sepan y se eduquen de sus derechos, la dignidad de la vida y otros, no puede ser que a uno la traten así, menos si estamos trayendo al mundo una vida.
ResponderEliminarMe llamo Jeimi y tengo un solo hijo, un varón. Mi hijo Jaume nació en un precioso parto en casa. En un principio, era reacia a dar a luz en casa porque soy dermatóloga y consideraba que los partos solamente podían ser atendidos con seguridad en un hospital.
ResponderEliminarPero gracias a mi esposo Jordi, que no tiene nada que ver con la profesión médica, pude cambiar de opinión. Jordi, mi esposo, quería que diera a luz en casa porque quería una total intimidad y que pariera sin prisas. Para ayudarme a cambiar de opinión, acudimos a charlas, visualice vídeos de mujeres que daban a luz en casa y sobretodo leí muchos libros sobre este tema. Eso sí, la mayoría de este tipo de libros era en idioma inglés.
Al final, cambié de opinión y decidí dar a luz a mi hijo Jaume con la asistencia de una partera. Y mi parto en casa ha supuesto la mejor experiencia de mi vida. Aunque muchos compañeros/-as de la profesión médica, me consideran como extraña por haber tenido un parto natural con dolor sin haber acudido a un centro hospitalario.
Saludos.
Somos Jeimi, mi esposo Jordi y nuestro único hijo, el pequeño Jaume.
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