La Ruta del Arcoíris: ¡4 Leyes para ser feliz!

Por Ajonjolí desde Chile


Cuando mis exquisitas vacaciones estaban por finalizar, apareció en nuestras vidas una gatita que maullaba insistentemente en un pasaje de Rengo (pueblo ubicado al sur de Santiago, VI Región). Era tal su clemencia que tuvimos que interrumpir la “cháchara” o conversación nocturna para salir en su búsqueda y ver qué diablos le sucedía. La llamé y todo quedó en silencio, hasta que apareció corriendo una bebe de dos meses con una notable lesión (no sabemos si en su columna o patitas traseras) ya que se caía hacia un lado. Cuando la tomé en brazos pude darme cuenta que estaba mal herida ya que además sangraba por su recto, lo que claramente no eran buenas noticias. Luego de deambular por Rengo a las 23:00 horas buscando una veterinaria abierta (sin éxito por supuesto), decidí ir a Santiago al otro día para atenderla. Por la falta de dinero no podía llevarla a cualquiera sino a aquellas que me conocían y podían darme crédito para pagar. Ninguna estaba abierta (era fin de semana santo) y decidimos esperar hasta el lunes y llevarla a primera hora. El domingo amaneció mal, sin ánimo de comer ni nada. Llegué volando con una lata de alimento especial para gatitos enfermos (que traen nutrientes y vitaminas) y le di con el dedo. Pero al poco rato se tendió en la cama y comenzó a jadear. Agarré mi billetera pensando en que si me costaba mucho dinero lo pagaría con tarjeta de crédito y al trote me fui con ella a  una veterinaria que es conocida por su excesivo costo, pero murió en mis brazos cuando íbamos en camino.

¿Qué vino después de este episodio? Llanto y muchoDe parte de ambos (Tempura también estuvo en todo este proceso) y por supuesto, CULPA. 


Me recriminé no haber utilizado ese medio de pago antes, me recriminé ser tan tacaña y no estimar endeudarme antes para ayudarla, me recriminé esperar a que se pusiera peor para actuar, que como si yo era tan entregada a los animales en este caso de emergencia pensé en mis deudas antes que ella. En fin. Creo que aún lo hago y me culpo, es difícil dejar de pensar en lo que uno NO HIZO.

Se lo comenté a una gran amiga y me dijo (además de retarme por pensar así) que leyera las 4 reglas que los hindúes tienen para ser felices, y aunque les encontré mucho sentido porque generalmente yo pienso así, en casos como estos me es difícil entenderlos e interiorizarlos.

¿Cuáles son estas famosas reglas? ¡¡¡A leer!!!

La persona que llega es la persona correcta: Nadie llega a nuestra vida por casualidad. Todas las personas que tenemos cerca, con las que interactuamos, con las que discutimos y tenemos rivalidad están en nuestras vidas por alguna razón, para hacernos aprender y avanzar.

Lo que sucede es la única cosa que puede haber sucedido: Nada de lo que nos ha pasado pudo haber sido de otra forma. Esta ley es enfática en destacar que no existe el "si hubiera hecho tal cosa... hubiera sucedido tal otra...". Todo lo que nos sucedes es así y debe serlo para que nosotros aprendamos una lección. Todo es perfecto aunque no lo creamos.

En cualquier momento que comience, es el momento perfecto: Todo es cuando debe ser. No ocurrirá antes ni después. Cuando estemos preparados para enfrentar situaciones y avanzar en nuestros proyectos, ocurrirá.

Cuando algo termina, termina: Si algo terminó es para nuestra evolución por lo tanto es mejor dejarlo para seguir adelante y avanzar.

Acá también utilizan una frase que es preciosa y que tiene mucho sentido: ¡Ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado!

¿Qué opinan ustedes con respecto a estas reglas? ¿También creen que todo ocurre por algo, en el momento indicado?





CONVERSATION

3 ya son Blogger@s:

  1. ¡Hola!
    me parece super interesante lo de las reglas y estoy totalmente de acuerdo. Me da mucha pena lo de la gatita :(

    ¿te pasas?
    http://lasonrisacreaunamoda.blogspot.com.es
    un besitoo!!

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  2. Todo, todo, todo, absolutamente todo sucede cuando debe suceder. Había leído estas "leyes" y estoy súper de acuerdo, y cuando te pones a mirar atrás pensando en ellas te das cuenta que no podían ser más precisas.
    Es triste la historia de la minina, no pudiste ayudarla, pero sí lo has hecho con miles que lo han necesitado. Que eso no te frustre, al contrario, cada día a mejorar para que esto no tenga que volver a pasar y puedas seguir ayudando a tantos animalitos (y personitas) que necesitan de tu buen corazón.

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  3. me niego a aceptar la 4°...
    me niego, me niego, me niego, me niego!!!

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