Por Diabla Región 4 desde México
Hace muchos años, en
mi primer trabajo del mundo editorial (tenía 21 años), conocí a un fotógrafo
que en esas fechas debió haber tenido unos 30 años, es decir, era un tipo ya
experimentado. Una vez, durante una plática, contó que había tenido amoríos con
una mujer con la que trabajaba. Supongo que terminó mal la cosa porque finalizó
diciendo: “Desde ese día no me meto con la nómina”.
Creo que esa
lección quedó muy adentro de mi inconsciente porque en estos 7 años de vida
laboral, jamás he ligado con algún hombre con el que trabaje. Y no porque no
haya quien me guste, sino porque, muy en el fondo, me da pánico que esto arruine
mi vida oficinesca y respeto y me gusta mucho mi trabajo como para que eso
ocurra.
Todo esto viene al
caso porque, adivinaron, entró al área en la que laboro, un tipo que me gusta
mucho. Pero como ya lo mencioné, estoy negada para estas cosas.
Quiero rescatar un
fragmento que escribí en julio del año pasado, para poner en contexto lo que
ahora me acontece:
“… Hace unos días le
platicaba a unos amigos de un boy of the
next door (o the next chair) que
me gusta mucho. Pero como la historia se repite ad infinitum, en los dos meses
que 'conocida agencia de publicidad' me albergó en sus oficinas no pude
mantener una conversación completa con él, cuando lo veía le alzaba la ceja,
sonreía a medias (como sociópata). La cuestión es que me fui de ahí y
nunca pude siquiera sonreírle bien porque la ardilla de mi cabeza se
hiperventilaba cada vez que llegaba a hablar con mis compañeras de al lado. Ahora que lo
pienso, tal vez sea sociópata de clóset, no lo sé…”.
Y esta es,
sistemáticamente, la misma conducta con la que he ido por la vida cuando
alguien enturbia mi entorno laboral con sus malditas sonrisas varoniles, como
en estos momentos.
¿Qué se hace en
estos casos? ¿Ceder a los instintos y aventurarse en una odisea amorosa en la
que hay el 50% de posibilidades de que todo salga bien o mal y haya
que aguantarse los dolores en el mejor de los casos? (esa fue una pregunta
larga pero necesaria).
El otro día leía en
Cosmopolitan que, por lo regular, el sitio más popular para ligar es el
trabajo: de acuerdo, uno pasa ahí toda la vida y es menos probable conocer a
alguien en, digamos, el metro que en el lugar en el que casi vivimos. Como la
escuela, pues. Pero en la escuela
una tenía la posibilidad de cambiarse de salón y en el trabajo, como está la situación
económica al menos en México, no es un riesgo que tenga ganas de correr. ¿O sí?
¿Ustedes qué
harían?
¿Se aventarían o dejarían todo por la paz?
uuffff..a mi me pasó y mientras duró fue buenisimo pero cuando terminamos sufri mucho..me daba dolor de estomago volver al trabajo...llegaba y ya el ver su auto en el estacionamiento me ponía nerviosa..le hacia el quite lo mas que podía...el termino fue dificil pero al pasar el tiempo fue cada vez menos terrible y aunque hasta el día de hoy el verlo me da dolor de estomago si tuviese que hacerlo con el de nuevo lo haría porque fue uno de mis grandes amores...por otro lado..también tengo en el trabajo varios compañeros que terminaron casandose con sus compañeras de trabajo asi es que si tueviera que dar un consejo sería que lo intentes no mas
ResponderEliminarYo tb tuve un novio en mi trabajo. Lo pasamos super bn y a pesar de que terminamos, somos muy amigos.
ResponderEliminarÉl sigue tratando de protegerme, conversamos y todo, pero nuestra relación es solo laboral!
Si tuviera que darte un consejo seria uno que recibí cuando no sabía si salir o no con un hombre menor que yo, y es que: la vida no siempre es tan ordenada como uno quisiera. A veces vale la pena aventurarse. Y si lo haces, cuentanos!
UFFFFFFFFFFFFFFF, complicado, ero la vida es una sola y hay que vivirla, venga, si se encuentra el amor en la oficina, hay que darle bueno. Luego en el camino se ve qué pasa :)
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