Por
Lulai Leo desde Argentina
El
8 de diciembre de cada año, en Argentina se celebra el Día de la Virgen y para la mayoría de nosotros tiene dos significados: será un día no laborable (este año no cuenta porque será domingo) y ha
llegado la hora de desempolvar los adornos navideños para poner bonita nuestra
morada.
Durante
mi infancia fue el momento perfecto
para reunir a mi familia alrededor de nuestro artificial y pequeño arbolito.
Mientras uno iba limpiando las bolas navideñas, el otro las iba poniendo una a
una en cada rama. Pasábamos una divertida tarde entre decisiones acerca de dónde
iba una guirnalda o si el pesebre estaba bien o si el árbol no tendría
demasiados adornos.
Para
mí, este día significaba que no faltaba mucho para que la base del árbol estuviera
llena de regalos. ¡Era una niña! Y qué
niña no espera con fervor navidad para saber qué es lo que Papá Noel (Santa
Claus, Viejo Pascuero, etc.) va a traerle.
El
tiempo pasó, los niños nos hicimos grandes y la tarea de adornar la casa se
sistematizó. Llegado el momento, cada uno tomaba una tarea con la intención de
terminar lo antes posible con eso para seguir con nuestras vidas. Se había
perdido la emoción por iniciar la espera por los regalos, de reunirse con la
familia a celebrar. En verdad, se había terminado cualquier tipo de emoción que
pudiera generar la navidad.
Este
año algo cambio y otra vez le encuentro algún sentido a este momento. Pasar la
mayor parte de los días lejos de mi familia hace que tome cada pequeña
celebración como excusa para caer en casa y sentirme de nuevo parte de la
cotidianeidad de ellos. Mi hermano ya está grande, pero este domingo soy capaz
de arrástralo a la fuerza y obligarlo a ayudarme a armar el árbol, que sigue siendo
pequeño, sólo por volver a sentirme cerca de él, de mi familia…
… Pero
sobre todo tengo ganas de volver a sentir esa sensación tan placentera que me
causaba la época de las fiestas durante mi infancia. Tal vez y si lo analizo un
poco, tenga que ver con que tengo ganas de volver a ese momento cuando todo era
más fácil. No sé… Sólo me queda decir ¡Qué viva la navidad! Y correr a preparar mi valija para irme a ver a mi familia
este fin de semana.
que bonita tu entrada! y te entiendo a la perfección! de niñas todo era mas fácil y creo yo que se apreciaba mas el tiempo que pasaba uno en familia (no habia tanta tecnologia). Ahora es mas dificil pero es importante que no se pierdan esas pequeñas tradiciones. YO de niña me emocionaba al ver el arbol lleno de regalos. Por un momento fui la unica niña en la familia asi que la mayoria de los regalos eran para mi. 6 años después nació mi hermana y de ahi en adelante nacieron mis primitos. Ahora ya la mayoria son jovenes y se que mis tios ahora no tienen esa facilidad de comrpar regalos por eso siento que ahora me toca a mi llenarlos de regalos y es algo disfruto muchisimo.
ResponderEliminarSaluditos!
Que buena reflexión, me encanto, me paso lo mismo, pronto el árbol fue un tramite, y esta navidad arme mi propio arbolito de pascua :) uno pequeño pero propio, y mientras lo armaba con mi novio cantaba y fue un momento feliz. Me recordó todas las veces que arme el árbol en mi antigua casa y que a pesar de que me tocaba a mi como un trabajo, eran momentos felices en familia.
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