Por Mami Kanguro desde Argentina
Hace más de diez años fui madre primeriza. No tenía idea de qué era un bebé. Apenas nació mi primera hija me enamoré perdidamente de ella e inauguré mi maternidad, exigiendo a la enfermera que no la separase de mí. Así comencé a ganarme fama de "loca": que malcriaba a mi bebé porque estaba en brazos todo el día, tomaba la teta cada vez que quería, dormía en mi cama... Así pasó con mis otras tres hijas. Un día, hablando con una compañera de trabajo me comentó sobre un libro que le había cambado la vida: Duérmete niño. Cuando me contó del famoso Método Estivill, ¡casi me muero del susto! Es que no hay que ser un erudito para entender que es maltrato puro, una especie de "adiestramiento" cruel.
El Método Estivill
El Método del Doctor Eduard Estivill, responsable de la
Unidad de Alteraciones del Sueño del Instituto Dexeus de Barcelona, es uno de
los más seguidos actualmente y, según los que lo han probado, funciona en un
95% de los casos. Para él, lo primero es enseñar el hábito del sueño, que
dormir se convierta en algo rutinario y mecánico y que no suponga un trauma la
hora de irse a la cama.
Lo que no debemos hacer para dormirlo:
- Cantarle
- Mecerlo en la cuna o en los brazos
- Pasearlo en cochecito
- Darle palmaditas o acariciarlo
- Darle el biberón o agua
- Ponerlo en nuestra cama
En el supuesto de que estas medidas fallen, el Dr. Estivill
propone un plan alternativo al que llama la reeducación del sueño. Pasos a
seguir:
- Los padres y cuidadores deben mostrar en todo momento firmeza y seguridad ante el niño.
- Reemplazar en la habitación del niño, la figura del padre, la madre o de ambos, utilizando un dibujo, un muñeco, un móvil o un objeto querido por el niño. Explicando al niño que este objeto cuidará de él por la noche.
- Si el niño emplea chupete, dejar varios sobre la cuna para que pueda encontrar alguno durante la noche.
- Poner a dormir al niño, separarnos de él una distancia prudencial y, sin tocarlo, desearle buenas noches, con un discurso que dure aproximadamente 30 segundos.
- Al salir de la habitación, apagar la luz y dejar la puerta abierta.
- Una vez que el niño empiece a llorar, los padres deben permanecer alejados de la habitación y volver a ella, en función de la tabla de tiempos -expresados en minutos- que mostramos a continuación, que irá variando a medida que pasen los días. Cuando toque acudir a consolar al niño, siempre tendrá que ir uno solo, manteniendo una distancia que impida que el niño le toque y explicándole (en no más de 10 segundos) que sus padres no le han abandonado y que únicamente le están enseñando a dormir.
La Crianza con Apego
La crianza natural es responder apropiadamente a las
necesidades de la criatura. A veces, eso quiere decir que se les dará todo lo
que ellos quieran (una caricia, cogerlos en brazos, etc.), y a veces no (una
golosina, mirar la televisión, etc.), pero solamente porque coincide con lo que
ellos necesitan. Es más fácil darles lo que quieren que lo que necesitan.
Debido a la sensibilidad mutua que se desarrolla entre los
padres y los críos, los padres aprenden a responder a las necesidades de sus
hijos y a saber cuándo responder inmediatamente y cuando pueden esperar, y
cuanto.
La crianza natural
fomenta la independencia. La crianza natural implica responder apropiadamente a
tu bebé.
El estilo de educación de crianza natural no implica
sobreprotección o ser demasiado indulgente. Los padres posesivos son aquellos
que no permiten que una niña haga lo que necesita hacer debido a sus propias
inseguridades.
Entre más cuidados se le dan a un bebé de manera constante,
de acuerdo a las señales y a las necesidades afectivas y físicas, más el apego
se desarrollará sobre la confianza y la seguridad, por lo tanto el apego será
seguro. Está demostrado que los individuos que establecen un apego seguro
cuando son bebés tienen un mejor comportamiento social y una mayor capacidad
para controlar sus emociones y dominar las situaciones de estrés. Si por el
contrario, los cuidados fueron brindados de manera inconstante, sin atención
particular a las señales y a las necesidades, el apego se desarrollará sobre la
inseguridad. Los apegos inseguros pueden conducir a problemas de comportamiento
importantes, incluso a veces psicopatológicos
El simple hecho de cargar a tu bebé lo tranquiliza, la
proximidad te permite responder inmediatamente a sus necesidades, te ayuda a
conocerlo y a establecer una buena comunicación. Compartir con él los latidos
de tu corazón, el sonido de tu voz y el ritmo de tu respiración en sus
actividades cotidianas es una muy buena manera de demostrarle desde el
principio que estás ahí para él. Tu bebé no será más caprichoso, todo lo contrario,
llorará menos, estará más tranquilo, dormirá mejor y desarrollará más rápido
una conciencia de sí mismo.
Nadie mejor que vos
va a saber qué es lo mejor para tu bebé. Lo has llevado nueve meses en tu vientre,
lo amas y buscas lo mejor para él. Sos vos, en lo más profundo de tu ser, quién
tiene que evaluar lo mejor para tu bebé y para vos y decidir la manera en que
querés criarlo. Si seguís a tus instintos, nada podrá salir mal.
Prefiero la crianza con apego, es más natural. Todo lo demás son cosas que han nacido porque los padres trabajan y el tiempo es cada vez más escaso para tener hijos. Es egoísta. No me gusta!!!
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