Por Tania Yesivell desde Honduras
¿Escribir o no escribir sobre una festividad señalada por la sociedad? He ahí el dilema.
¿Escribir o no escribir sobre una festividad señalada por la sociedad? He ahí el dilema.
Eso no sonó tan bien como me hubiera gustado. Y, en todo caso, ¿para cuántos lectores y lectoras significa algo esa pregunta, justo el día de hoy?
Sucede que para unos cuantos países, el día del padre se celebra el diecinueve de marzo. Y yo ya hubiera comprado una bonita corbata de no ser porque a mi papá no le gustan ni las corbatas ni las festividades agendadas. Sucede que los padres a menudo prefieren hijos decentes y respetuosos 365 días al año. ¿Y entonces, por qué hacían un “acto cívico” cada 19 de marzo en mi escuela? ¿Por qué le enseñan a los niños a hacer manualidades para regalar a papá justo ese día? ¿Por qué hay quien envía una nota o regala calcetines y corbatas una vez al año por ser día del padre?
La respuesta sencilla, la que se ha puesto de moda en esta época, es un simple y tajante: para vender corbatas, adornos y pegamento. Pero sabemos que ese no es el único motivo. También hacemos este tipo de actividades por lo mismo que cualquier otra: porque lo hacen otros, o porque lo hemos hecho antes.
Una vez al año compramos una corbata (quizá una demasiado similar a la del año anterior) porque pasamos tanto tiempo corriendo contra el reloj y dejándonos deslumbrar y horrorizar por las novedades del mundo acelerado que nos tocó habitar, que no tenemos tiempo de dar las gracias a ese hombre que nos protegió, nos enseñó y nos soportó durante años. Hay que admitir que los prejuicios tradicionales dictan que él tampoco debería haber tenido mucho tiempo para nosotros. En mi caso, no es cierto; por fortuna.
¿Acaso no es mejor tener una fecha establecida para enseñar a los niños que pueden demostrar afecto, agradecimiento y respeto a su papá? Así no lo vamos postergando hasta perder la oportunidad. Cierto que es mucho más valioso que un día cualquiera digan que “papá es mi héroe” o “cuando sea grande voy a ser como mi papi”, pero daño no hace recordarles lo obvio.
¿Qué opinan ustedes sobre estas celebraciones? ¿Conocen más motivos?, ¿diferentes tradiciones?
Por mi parte, no soy muy buena recordando fechas, pero sí prefiero pensar que si la festividad ya está marcada, hay que aprovecharla un poco: una visita, un regalo, una cena. Una frase aunque sea. Y en el mejor de los casos, detenernos a planear la manera de estar presentes y ser esa persona decente y respetuosa que a él se gustaría.
Pues sí, otra vez es cosa de los centros comerciales. Aunque he de decir, que en España, mi país, se celebran tres festividades a la vez ese día que tiene un poco de relación. Una, que es el día de San José, otra que es el Día del Padre, y otra y muy importante por la que empezó a considerarse una festividad nacional depende del año (no todos los años es festividad) es por ser la "cremá" de las Fallas en Valencia. Los valencianos, tierra donde yo nací, celebraban las dos festividades: San José y la cremá (nit del foc) que se refiere al día que queman las Fallas. Si no sabéis lo que es una Falla, buscarlo en google, pero es una fiesta muy conocida, al igual que los San Fermines, las Almudena, y todo eso... Vamos, es el última día de las fiestas de Valencia. Y el patrón es San José, y como José era Padre, pues de ahí que celebren el Día del Padre ese día.
ResponderEliminarPienso que mientas no se vuelvan comercial al extremo esta bien, poder recordar un día a tu ser querido y lo meas importante, pasar tiempo con el, de alguna forma guardas ese día en el calendario y lo reservas para pensar, estar y recordar.
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