Por Haydeé desde México
El Empoderamiento de la Mujer se refiere a un nuevo modelo de crecimiento social, así lo he denominado yo, después de constatarlo en pláticas con amigos, colegas y en lecturas de algunos famosos analistas políticos, mismos que hacen referencia a esto como lo que más necesita nuestro país y el mundo.
A lo largo de mis días, me he dado cuenta de que realmente la mujer es el motor de todo. Suena a otra frase, pero si reflexionamos y vemos hacia adentro y sin ir tan lejos, la mujer desde su trinchera, en casa, en el trabajo, en la escuela y en cualesquier rol que este desempeñando, mueve a los demás.
Que una mujer tenga poder no significa que seamos alzadas y, literalmente, nos valga madre la opinión de quien por dedo divino es diferente a nostras: El Hombre.
Por desgracia en nuestra sociedad traemos muy arraigada la creencia de que una mujer con poder es sinónimo de: mujer soltera y sola…
¿Por qué?
Me llevaría más de una cuartilla en explicarlo si quiera exponer mi opinión al respecto, pues para mí, es algo que ni yo misma logro entender. Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, muchas veces a los dos bandos (hombres y mujeres) nos llega a acomplejar un poco el término de "Poder". Pues este, implica ejercer los dones que nos fueron otorgados por naturaleza y que muy pocas veces dejamos salir por aquello de la sociedad apabullante; lo que viene a convertirse después en inseguridades personales.
Pienso que el temor principal del hombre ante el hecho de que una mujer tenga poder, se debe a que siempre existe un ego que engorda la consciencia creándole ideales machistas de "se tiene que ser superior". El problema con el ego es que no te da un manual para ganar, muy por el contrario, cuando este (ego) lo dejamos estar nos ocasiona un sinfín de problemas.
Como mujeres, nos gusta tomar decisiones y tener responsabilidades, (a la mayoría) nos gusta administrar y por qué no decirlo, hasta cierto punto nos gusta sentir esa dependencia masculina a la que por naturaleza los hombres están acostumbrados.
Como mujer, amo esta capacidad de resiliencia que Dios nos regaló (capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse). Podemos estar quebradas, dudar y traer pegado al miedo, pero no descansamos, nos levantamos más veces de las que a mí aún me falta edad para imaginar.
Creo fielmente que las mujeres no somos competencia del hombre, por el contrario, somos su complemento; pero, no desde la perspectiva de querer recuperar algo que nos quitaron, sino desde la decisión de buscar y encontrar el cambio generacional que ayude a impulsar un nuevo pensamiento incluyente, dinámico e inteligente.
Allá por el siglo XIX, un famoso conquistador decía: si quieres que algo se realice, encárgaselo a una mujer.
¿Qué diríamos hoy?
Me encanta la foto de las wonder woman!!
ResponderEliminarhttp://modaypeluqueria.blogspot.com.es
Besos!
Que tema!!! Si, sin dudas contamos con una fuerza interior mas que potente... A veces a mas de un hombre le vendría bien! jajajajaja
ResponderEliminarTambién concuerdo con el complemento, creo que la mejor vision del mundo es la humanista, en donde ambos sexos tenemos lo nuestro para aportar, y para aprender.
Me encantó el post!
Muchas Gracias por sus comentarios, espero poder seguir compartiendo mis ideas que sé que simpatizan con las de ustedes y las de todas las wonder woman del Mundo!!! ;)
ResponderEliminarTienes razón, nosotras desde el escondite hacemos más que todos ellos juntos. La pena, que no se nos paga todo lo que hacemos. Me acuerdo cuando tuvimos que presentar un proyecto, y mi grupo eran tres hombres. Uno de ellos estaba de acuerdo con elegir el tema que había elegido el profesor, pero los dos más jóvenes dijeron que no. Fue cabezonería, o simplemente símbolo de superioridad, que uno de ellos quería hacer una "agencia de eventos"; pero yo le dije que no era ya lo que dijéramos nosotros, sino lo que decía el profesor. Efectivamente, nuestro proyecto bajó de nota, por no elegir un "restaurante" que quería el profesor. El chico era bastante cabezón, o simplemente que no quería darme la razón por el hecho de ser mujer, y eso que era joven. En varios trabajos no quería lo que yo dije, pero él no se daba cuenta que contaba con el respaldo de los otros dos. El tema fue que cuando dijeron de hacerme "jefa" en el grupo, no le hizo gracia. ¿Tal vez porque no acepta un superior mujer o porque quería él ser el jefe? Le dije que si era capaz de organizar uno de los trabajos, le daba el cargo. Como si se tratara de una empresa, le cedí el cargo en uno de los proyectos... ¡Qué sorpresa la nuestra cuando me dijeron los demás: sé tú la jefa que sabes organizar mejor! Y volví a ser la jefa.
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