El VIEJISMO en nuestra sociedad

Por @la_papio desde Chile

¿Cómo son los adultos mayores? ¿Qué características tienen las personas de la tercera edad? ¿Qué pasa con nuestra mente, nuestras actividades, nuestros gustos, cuerpo y conductas cuando traspasamos la barrera de los 65 años? Estoy segura que puedes responder a aquellas preguntas muy fácilmente, pero dudo que aciertes. Sí, digo esto porque somos parte de la masa que vive sumisa ante los estereotipos culturales que hemos construido, creyendo que son los correctos. Son muy pocos quienes se salvan, muchas veces hasta los mismos profesionales que trabajan con ellos son víctimas de los mitos que deambulan y se transmiten de generación en generación.


El viejismo, entendido como una creencia de infravaloración de los adultos mayores (Oliveros, 2006), es un prejuicio que ha sido instaurado desde un ámbito social, por lo que está presente en nosotros, en el entorno y en los mismos adultos mayores. Comprender que están presentes en estos tres planos resulta relevante para comprender cómo se mueven y transmiten, como también la implicancia que tienen. 

Imaginen una sobremesa de día domingo, ya todos comieron y se sientan a conversar. En la mesa está el abuelo, quien está un poco sordo, sus hijos y un par de nietos. Los adultos conversan de un tema y de pronto el abuelo habla y da su opinión, como no puede escuchar bien no puede participar como sus hijos y habla de un tema completamente diferente. "¿Por qué el tata dijo eso?", pregunta un nieto. "No le hagas caso al tata, no está cuerdo..." dice uno de los adultos. 

¿Qué mensaje transmitimos generacionalmente? Muchos niños aprenden que los abuelos son débiles, enfermos, su opinión no vale o que están locos. Pero si lo vemos desde otro punto de vista, quizás si ese abuelo (que lo era, ya que tenía nietos) hubiese tenido su aparato para oír mejor, sí hubiese podido opinar y no haberse visto tan fuera de lugar. 

Estas concepciones que el niño aprende, en algún momento de su adultez, las transmite a sus propios hijos y las pone en práctica hacia sus propios padres. En unos años más, cuando sus padres sean adultos mayores, creerán que también se volverán pocos cuerdos y dejarán de ser auto-suficientes. Así mismo, cuando el niño llegue a su propia vejez se auto-invalidará como persona y activará una profecía auto-cumplida, como cree que ser adulto mayor implica tener tales características, comenzará paulatinamente a hacerlas realidad, dejando de lado su propia identidad.

Les mostraré algunos mitos que existen y cómo se contrastan con la realidad:
  • La mayoría de los adultos mayores tienen algún grado de deterioro cognitivoEn general, si hay algún declive en habilidades intelectuales, no es suficientemente severo como para causar problemas en el día a día.
  • Los adultos mayores están deprimidos. Las personas mayores que viven en la comunidad tienen menores porcentajes de depresión diagnosticable que otros grupos de edad.
  • Se vuelven difíciles de tratar y son, con el paso de los años, más rígidas. La personalidad se mantiene relativamente consistente a lo largo del ciclo vital.
  • La mayoría de los adultos mayores es incapaz de pensar con claridad. Un elevado porcentaje de ellos es senil. La mayoría de ellos son despiertos, tienen capacidad mental y pueden aprender. Por otro lado, el Alzheimer afecta a un porcentaje menor de la población mayor (5% – 8% mayores de 65 años y 30% en mayores de 85 años aproximadamente).
La investigación y el campo de profesionales expertos en adultez mayor recién se ha desarrollado durante los últimos años. Muchas personas con buenas intenciones interactúan con este segmento etario desconociendo que hay tantas personas como formas de envejecer. No categoricemos rígidamente al adulto mayor, conozcámoslos, observémoslos y luego concluyamos cosas. Prejuicios como el deterioro, la enfermedad, rigidez, inactividad, asexualidad, discapacidad y dependencia suelen invadir nuestros ojos al pensar en la tercera edad, pues amigos, la realidad es muy diferente.





CONVERSATION

1 ya son Blogger@s:

  1. Antes se les prestaba más atención y las historias que contaban se pasaban de padres a hijos. Pero ahora, el mundo acelerado, hace que no nos fijemos en esas pequeñeces y no les demos protagonismo. Uno de los medios que más daño ha hecho al tema de la vejez es la televisión: modelos esculturales, periodistas inteligentes, profesionales de la cabeza, etc... Pues toda esa parafernalia de la televisión a estar bellos por fuera, y a dar bombo a gente famosa sin escrúpulos, hace que mucha gente joven olvide a sus viejos, y que crean que ellos no serán como ellos.

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