Por Ninibeth desde Venezuela
La costumbre, los compromisos, el qué dirán, planear el futuro, entre otras cosas, no nos permite hacer o luchar por las cosas que nos hacen felices.
Quítate ciertas actitudes, te ayudarán a llevar una vida más sana que te complemente y te deje ser feliz:
Deshazte del que dirán: No puedes hacer feliz a todos con tus decisiones, la mejor forma es sentirte segura, es tu vida. Si te equivocas te levantas y ya no pasa nada.
Adiós odio: Te engañó, te traicionó, te maltrataron. PERDONA, no es necesario que lo digas sólo quítate esa carga tan pesada que te ata, te sentirás libre.
Olvídate de los complejos: Que no tengo aquí, que me falta allá, que feo tengo esto. ¡YA! Somos seres únicos, nuestro cuerpo es único, hay que adaptarnos, amarlo y resaltar lo bueno que tenemos. Si algo no te gusta, mejorarlo, pero no por lo que digan los demás, aprende que tienes que sentirte bien tú, nadie más.
El amor perfecto NO existe: Ni la mujer perfecta, somos seres con defectos. Acepta a ese chico tal y como es, no habrá uno que llene todas tus expectativas, siempre habrá algo que no te gustará, ábrete al amor, lo importantes es que te haga feliz.
Prohibida la envidia: Sí, todas lo hemos sentido, no tenemos todo lo que queremos, pero la idea es ser feliz con lo que tenemos.
Inseguridad: Trabaja en aquellos aspectos de tu vida que no te gustan, sé más abierta, habla más, di lo que sientes.
Dependencia: No dejes que una pareja o tu familia sean los responsables de tu felicidad, la dependencia genera frustración.
Pasado: No vivas pensando en tus errores o en el cómo pudo ser, vive y disfruta de tu presente y trabaja en ser una mejor versión de ti para tu futuro.
Control: No tienes que controlar todo lo que sucede a tu alrededor. Déjate sorprender por las cosas nuevas que llegan a tu vida y disfruta.
Expectativas: La única manera de fracasar es esperar mucho de ti. No significa que no te pongas metas, hazlo de manera realista y consciente de quién eres y lo que deseas.
Dilo: Nunca, por nada del mundo, te quedes con las ganas de decir algo.
Siempre cuestionarte: Si tus palabras ayudan o hieren, parte de ahí para decidir cómo decirlas.
Tengo que saber describir más mis sentimientos.
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