Es
inherente al hombre convertir las más variadas conductas cotidianas en un arma
de cacería, otorgándole puntos más o puntos menos a acciones que deberían no
ser valoradas per se, sino que asumidas como tal, actos corrientes, casi ordinarios.
Conductas como el libre pensamiento y acción, conductas como la opción, la
historia las muestra como armas concedidas a la mujer. Como una especie de
premio que nos hemos ganado por acercarnos a ser como los hombres… qué juego en
el que nos metimos.
Algo
así ha pasado con el sexo. Por milenios ha sido EL arma más usada, ha sido la moneda
de cambio para las más esenciales necesidades del hombre (el del pene, no el genérico).
El sexo, por ende la mujer, ha sido cambiado por comida, por vivienda, por
dinero, por protección, por voz, por voto; el sexo ha sido la cara del poder a
lo largo de toda nuestra historia y justo ahora, momento en el que nosotras jugamos
al “somos iguales a ustedes”, es nuestra arma de doble filo.
Saber
si el sexo trae poder o el poder trae sexo es como descifrar si fue primero el
huevo o la gallina. El que tiene más poder tiene más mercado, el que tiene más mercado
tiene más sexo, el que tiene más sexo tiene más poder. Así de circular, así de
simple, así de burdo. Pero nosotras nos saltamos ese círculo vicioso y llegamos
a la conclusión de que el sexo es el arma a utilizar (no participé en el
análisis intermedio, algo me falta para entender el raciocinio), así que lo ofrecemos como
único plato del menú, sexo fácil y rápido, para ver si el poder viene con él.
El sueño del pibe se hizo realidad y no me queda claro en qué momento caímos en
la trampa.
A
diario escucho/ leo mujeres orgullosas de su “libre sexualidad”, hasta
destellos de “lo tengo más grande que tú” se asoman en un discurso bastante
aprendido, completamente estructurado, que introdujeron los hombres por
siglos. El problema es que nosotros no tenemos centímetros que comparar,
nuestro órgano sexual no salta a la vista. Entonces, ¿es inteligente someterse
a una guerra que sólo a ellos les parece coherente?
El
problema es que somos tan distintas que parece imposible siquiera pensar en ser
parte de esa interminable guerra, ¿por qué insistimos tanto en la mal entendida
libertad sexual? La libertad (que hermosa palabra) sexual pretende darnos la
opción, darnos libre albedrío ante una comunidad históricamente represiva, no
la convirtamos en una simple guerra de culos y tetas con un fin pseudo
intelectual.
Mi
premisa es: No usar el sexo, SIMPLEMENTE DISFRUTARLO. ¿La tuya?
Aquí te doy la razón. Ellos dominan en este aspecto al tener el poder, porque cuanto más grande es una empresa, más casos sexuales por ascender hay en un puesto de trabajo. La "libertad sexual" para las mujeres siempre ha sido un acto de favores para los hombres: tanto me das, tanto vales. Hay mujeres que ascienden sólo por su trasero, y claro las demás nos quedamos en ese grupo de gente que se quiere hacer respetar en un trabajo. Las hay que consiguen por sí mismas obtener su puesto: olé. Pero todavía hay un montón, donde los colegas de un trabajo quieren algo más.
ResponderEliminarPara ser buena, hay que saber manejar el idioma a la perfección. Pero la realidad se transforma cuando ellos te piden algo más... Si tienes un jefe que quiere sólo el trabajo, estupendo para ti. Pero cuando es muy amigo tuyo, es un problema muy grande. Ellos, antes lo buscaban fuera; hasta que la mujer empezó a meterse en los puestos de trabajo. Así que al final el vicio lo llevan ellos a su terreno, porque si lo tienen en su zona de trabajo, les cuesta más barato que si se van de putas.
El problema que existe aquí, que hay pocos hombres que han cambiado ese concepto y que quieren mucho a sus mujeres. Pero yo me pregunto si la mujer debería ceder tanto.
En la tele pública, en las empresas privadas, las que son secretarias, en la moda, ... Se ha montado un negocio de intercambio de favores muy alto, en el que la mujer tiene que acostarse por conseguir un estatus mejor que el de su compañera. Y esto se paga a largo plazo.
Estamos criticando esta actitud y que queremos "libertad sexual", pero para eso ninguna debería intercambiar su cuerpo por un puesto de trabajo. Todavía hay mujeres que tienen la sangre fría de hacer eso, porque si eres capaz de ascender así, eres capaz de pisar a todo el que se te ponga por delante. ¿Interesa no tener amigos o amigas en los que poder confiar y llevar una vida plena? Yo creo que sí. Creo que esta gente que lleva este tipo de juegos al final no son felices y se convierte en una espiral muy peligrosa. Vaya donde vayan las van a querer como eso "unas prostitutas famosas" y eso no es fácil de quitarse. Cuando te quedas con la etiqueta puesta, nadie te la quita.
Así que ¿quién lleva el poder al final? Yo diría que ellos, porque consiguen lo que quieren con sus compañeras de trabajo. Así que al final es una la que tiene que decidir y ser más fuerte... Y esto me da por pensar, que ellos siguen siendo unos viciosos; porque si te lo piden ellos, el traidor es el hombre. A mí me gustaría que un hombre en esa posición perdiera su puesto y fuera señalado, al igual que sus compañeras de cama. La verdad, que ya podrían cambiar las cosas en mi país, y que cogieran gente sólo por lo que valen, no por cómo son en la cama. Eso es pésimo, y que una presentadora de televisión cobre millones por salir en un programa de la televisión pública y que se haya acostado con todos sus compañeros de trabajo, es muy fuerte.
que interesante la lectura que le diste al tema!!! gracias por tu cara de la moneda :)
EliminarCompletamente de acuerdo :)
ResponderEliminar:)
EliminarPrimero lo primero. Me encanta leerte!
ResponderEliminarAhora si opino. Absolutamente de acuerdo con tu última premisa. El sexo, como todo en la vida, debiera ser por opción personal, por que nos gusta, porque lo disfrutamos, o simplemente porque se nos para la raja. Ahora el sexo es moneda de cambio y lamentablemente todas hemos caído en ese juego de una u otra manera. Yo misma también he usado el sexo para obtener cosas a cambio, lara ganar poder como lo planteas... estamos en una era donde el mercado nos rige. Todo se vende, todo se compra, todo se transa, incluso el placer y el amor.
linda!!! a mí tb me encanta leerte!!!
Eliminares fuerte verbalizar la resignación... pero sí, estamos en una circunstancia social en la que no importa nada más que "el precio".
bravo!! QUE GRAN REFLEXIÓN, ME ENCANTO. OPINO IGUAL. A DISFRUTAR EL SEXO, COMO EL SEXO SIN DISFRUTAR PUEDE SER PODEROSO? EN FIN... DA PARA HARTO BLABLA. QUE BUENO ES LEERTE AGAIN
ResponderEliminaresa pregunta es retórica? jajajaja.
Eliminarla verdad es que me ha sorprendido todas las ramas del tema, es impresionante!!!
La cago :)
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