Por La Zipi desde Uruguay
Hace unos días, al comenzar (o querer hacerlo) el otoño en el hemisferio sur, me puse en campaña de sacar mis camisones más abrigados ya que son lo primero que extraño cuando comienza el frío. Al acomodarlos sobre mi cama, no pude dejar de soltar una carcajada… ¡¡¡es que la mayoría era camisones de abuela!!!
Claro está que no es que no tenga de esos camisones y baby doll más seductores, pero en la gran mayoría mi ropa de dormir para invierno consiste en largos y cómodos camisones de algodón, eso me llevó a pensar si no estaría sufriendo algo así como el "síndrome del camisón de abuela".
Creo que más de una de ustedes comenzó a leer el post por la intriga ante el título y sin saber que el 90% de las mujeres los sufrimos. Obviamente tendría que salir a patentar el nombre pues después de esto será tema de muchas charlas, jejeje, pero creo que todas, ya sea que seamos clásicas o más atrevidas en el vestir, tenemos en nuestro poder alguna prenda que ha resistido varias limpieza de guardarropa, un síntoma clásico de este síndrome ;)
Todas, en una u otra ocasión, hemos caído en las redes de una prenda que no se adapta a nuestro estilo "fuera de casa" (donde queremos mostrarnos lo más arregladas posible y unas divas en potencia), pero aún así las amamos. Son esas prendas que debido a su comodidad nos negamos a abandonar: remeras desteñidas y XL, ropa interior no tan sexy, pantalones deportivos, calzado extraño o (como en mi caso) un camisón grande y 0% seductor.
No nos importa que no estén en moda ni que se hayan dejado de usar hace décadas, estas prendas nos han cautivado por su confort y eso las hace irreemplazables, pues sí... ¡IRREEMPLAZABLES! ¿Quién no ha terminado regalando alguna prenda que amaba y luego se arrepintió? Aunque, por lo general caemos en las excusas de la comodidad o del valor afectivo y siempre encontramos en pretexto perfecto para conservarlas.
Eso sí, reconocemos el poco valor estético de esas prendas y aún así intentamos convencer al resto (y a nosotras mismas) de la practicidad de las mismas. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez?
Así que chicas, no nos dejemos vencer por los comentarios de amigas, madres, pareja y todos cuantos quieran convencernos de que regalemos una prenda algo vieja o desactualizada, pues ya saben que todo es culpa del síndrome, jeje.
Pero eso sí, a vivir el síndrome del camisón de abuela de puertas hacia adentro, cuando salimos de casa debemos salir como las diosas que somos ;)
Mi madre me boto un abrigo negro que amaba con la vida! Viejo, como èl solo pero beio! Lo extraño mucho 😥
ResponderEliminarJajajaja Pops entonces tu me entiendes jejeje
ResponderEliminarajajjajjaja, tan cierto :) vivan los camisones y el síndrome de la abuela :) es tan cómodo. Pero ojo, tal vez tu pareja se aburra de tanta abuelitis, de vez en cuando darle acción a tu prenda cómoda y en casa no está mal.
ResponderEliminarGeniales!!!... son lo más cómodo que hay y uno se envuelve en ellos y duerme calentita, jajajajaja... yo los uso sin culpa y aunque no sean para nada sexy, a veces igual uso mis "pijamas de welly" cuando mi pareja comparte mi cama en invierno, al fin y al cabo se pueden sacar facilmente... jajajaja. Saludos!!
ResponderEliminarjajaja Me has descubierto!!! jajaja bueno, no he comprado directamente. Son herencias!!!! de mi madre y abuela jajajjaja Ayyy noo pero díganme si no son la cosa más relajada del mundo para dormir?.. Me gustan muchoo!! Pero eso sí, tal como dijiste: Puertas adentro jaja
ResponderEliminarSaludos!
Dani
Si a ti te gustan perfecto, eres tu quien los va a poner y no las demas, a mi las modas cada vez me parecen mas estupidas, es mejor tener estilo y personalidad ( sea cual sea).
ResponderEliminarYo son los que uso, incluso tengo camisones que me llegan a los tobillos y estoy encantada :)
un saludo