Por La Churro desde Chile
Creo que tras llevar tanto tiempo escribiendo en BB, ha llegado el momento de presentarles a uno de los hombres más importantes en mi vida de lujuria y malos pasos. Como siempre le digo, él fue el mentor de mis fantasías y mis mentiras, el que me enseñó a pecar, el que me mostró que el sexo no es sinónimo de amor.
Imagen de www.gettyimages.com |
Comenzaré esta historia como las viejas. Corría el año 2004, mes de Octubre. Yo llevaba casi tres años de relación con quien era mi primer pololo oficial y, por esos años, yo creyendo (erróneamente) que él era el amor de mi vida, solamente conocía su pene y nada más (ahora pienso en esa Churro virginal y me da urticaria, ¡puaj!). Por aquel entonces yo intentaba ser una Churro sencilla e inocente, pero en mi interior siempre estuvo oculto un pecaminoso relleno de manjar que luchaba por salir.
Yo estudiaba publicidad, y para un trabajo de audiovisual debíamos filmar nuestro primer comercial. Por los requerimientos del guión, buscábamos a un tipo con gran espalda, musculoso, fortachón y con rasgos muy varoniles. Una de mis compañeras dijo que tenía un amigo que podía ayudarnos. Así llegó a la filmación quien sería nuestro actor principal y, justamente, así era: gran espalda, musculoso, fortachón y con rasgos muy varoniles (lamentablemente con el tiempo bajaron los músculos e incrementó la ponchera, pero en aquel tiempo era LO guapo). Todas quedaron loquitas inmediatamente, corrían a complacer a la estrella en todo lo que quisiera, que juguito, que sombra, que un asiento, que aquí, que allá, todas sus geishas corriendo tras él. Y yo, tratando de ser niña bien, ni lo miré pues tenía mi pareja. Obviamente como lo difícil es más atractivo, él se fijó en mí.
Era mediodía y el sol pegaba fuerte en nuestras cabezas. "Necesito ponerme crema", dice él. Una de mis compañeras corre a su llamado... aquí tienes. Él necesitaba que alguien le hidratara su espalda de celebridad, obviamente todas corrieron ante la tentación de acariciar su piel. "No -se niega-, quiero que me la pongas tú" y me mira... abrí los ojos, me di media vuelta y ni le presté atención. Al rato fue donde yo estaba sentada y comienza a hacer un análisis semiótico de uno de mis tatuajes. Absolutamente desagradable (aunque no se equivocó tanto), cantaba y me pedía que siguiera la letra mientras yo hacía caso omiso- En esa dinámica siguió la tarde hasta que por fin terminamos el bendito comercial.
Era mediodía y el sol pegaba fuerte en nuestras cabezas. "Necesito ponerme crema", dice él. Una de mis compañeras corre a su llamado... aquí tienes. Él necesitaba que alguien le hidratara su espalda de celebridad, obviamente todas corrieron ante la tentación de acariciar su piel. "No -se niega-, quiero que me la pongas tú" y me mira... abrí los ojos, me di media vuelta y ni le presté atención. Al rato fue donde yo estaba sentada y comienza a hacer un análisis semiótico de uno de mis tatuajes. Absolutamente desagradable (aunque no se equivocó tanto), cantaba y me pedía que siguiera la letra mientras yo hacía caso omiso- En esa dinámica siguió la tarde hasta que por fin terminamos el bendito comercial.
Obviamente a aquella estrella de Hollywood había que ir a dejarla a su casa. Llegamos a su domicilio, abre la pueta del auto y antes de bajarse me mira "¿soltera, viuda, casada...?". "Mentirosa", respondí sin pensarlo mucho. "Me gustaste" dijo y se bajó del vehículo sin decir adiós. "¡Uuuuuyyy... hay onda!" comenzaron a molestarme mis amigas. Y recién ahí me entró el bichito de que aquel jueguito podía ser interesante.
Desde ese día comencé a topármelo habitualmente en la universidad. Cruzábamos miradas, un saludo al paso, y ya, pero ya se evidenciaban las miradas de maldad, los pensamientos pecaminosos y el jueguito feromónico que las mujeres adoramos. Pasaron los meses y yo terminé mi relación, obviamente me comían las manitos por empezar a vivir mi vida de soltera y universitaria... a él ya lo tenía entre ceja y ceja.
En Mayo, mi Chico Farándula, como llamaremos a este personaje, estaba de cumpleaños y, en su jueguito, invita a todas mis amigas al magno evento, pero no a mí. Pues si él quería jugar sucio, yo podía ser aún peor. Sin invitación y tan sólo con un maquiavélico plan, decidí ir a aquella celebración en una conocida discotheque santiaguina, muy de moda por esos años.
Llegué al local y me senté junto a mis muchos conocidos que estaban invitados. Chico Farándula se acerca a saludar y me sonríe, como sabiendo que yo estaría allí. Yo me levanto de la mesa, lo alejo un par de pasos, le doy un abrazo, un beso en la mejilla y le dije "te traje un regalo". Él mira sorprendido. "Mete la mano a mi bolsillo", lo hace y me mira más sorprendido aún. "¿Quieres?", se ríe y asiente con la cabeza. "Nos vemos al final de la noche", me dice al oído. Lo que había en mi bolsillo era un condón.
Moría de nervios y a la vez estaba eufórica. Cada vez que me ponía a bailar con alguien, Chico Farándula aparecía y me apartaba de su lado, como marcado territorio. Yo coqueteaba con todo el mundo y repartía miraditas 1313 por toda la pista de baile, estaba on fire, pues de algún modo debía ocupar mi mente para que mis rodillas no empezaran a temblar y salir corriendo ante aquella barbaridad que había prometido. Soy mujer de palabra, y debía cumplir sin que él notara que era mi primera vez en aquellas andanzas.
Terminó la noche y al ritmo de New York de Frank Sinatra, los asistentes se fueron retirando de la discotheque. Esperamos a que cerrara el boliche, mientras él se despedía de los guardias y del personal yo esperaba apoyada de la barra para no desmayarme por el nudo que tenía en la guata. Con algunos fail en el camino (que quizás algún día también les cuente), por fin llegamos a mi edificio. Entramos en un silencio sepulcral, pues tenía la boca seca de ansiedad y cuestionamientos, pero ya no había vuelta atrás. Él claramente era más experimentado que yo, pero al parecer estaba algo nervioso. Recién cuando el ascensor iba en el octavo piso, él, sin palabras ni aviso, se lanza sobre mí, nos dimos nuestro primer beso. Entre fogosos besos y toqueteos entramos al departamento, todo sucedió como debía ser: Mi primera noche de sexo casual, que se transformaría en muchas más. ¿Quieren detalles? Pues serán para un próximo post, no sean golozas.
Durante unos siete u ocho años duró esa historia de sexo casual y sin compromisos. No me pregunten de su vida, pues no conversamos mucho, sólo nos dedicábamos a lo que nos convoca. A pesar de que hace mucho no lo veo, cada mes de Mayo sigo recibiendo un mensaje cobrando un sabroso y único regalo de cumpleaños.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah no! me pongo de pie y te aplaudo como foca porque tu osadía merece un premio!!!
ResponderEliminarMi Churrito me encantas!
uuufff.. a mi me pasó algo parecido pero al reves...era un amigo con ventaja que tenía hace tiempo y un día de mi cumpleaños llegó sin regalo y para remediarlo tomo una de las cintas que habían y se la puso encima...desde ese día el es "mi" regalo de cumpleaños asi es que cada año le recuerdo que el es mio :p
ResponderEliminarMientras vos tengas claro que querés eso y nada más todo bien, sinó salí corriendo de al lado del narcisista. Yo creo que los tipos que no pueden estar con una relación seria, en realidad son homosexuales, y se los digo! funciona como una patada a su virilidad! .... Les dejo mi blog lahorrativa.blogspot.com.ar
ResponderEliminarDisfruto tus posts jejej Interesante la forma en que decidiste llegarle y atraparlo en su cumple
ResponderEliminarSaludos
La Churro seca!! Media historia, podrías hacer un libro jjaja, buena tu actitud, admirable!
ResponderEliminarhay churro.. cuando sea grande quiero ser como tu.. ajajja
ResponderEliminar¿Como nos dejas sin los detalles? ¡Que bárbara! jajajaja