Decidir ser madre a la edad que sea, es un gran paso. Se deben dejar muchas cosas atrás y se asumen otras tantas. Con el tiempo, comienzas a descubrir quiénes son tus verdaderas amistades, quiénes están contigo y quiénes no. Te das cuenta de lo duro de esta elección, pero a la vez, lo gratificante del sacrificio de cada día.

Actualmente, las mujeres en general, postergan la maternidad hasta pasados los 30 años de edad. En su gran mayoría, por aspectos profesionales o sentimentales. Yo conocí a mi actual esposo a los 21 años, nuestro noviazgo duró nueve meses intensos, antes de quedar embarazados por primera vez. Nos casamos cinco meses después, cuando mi bebé ya tenía un año y dos meses de edad; cuando ya estaba esperando a mi segundo retoño. A mis 26 años, a pesar de haber vivido todo este mundo tan apresuradamente, no me arrepiento de nada; tenemos nuestra casa propia y mis bebés crecen sanos y felices.

Es importante que tengas las cosas claras y que sepas qué es exactamente lo que deseas vivir para que jamás te dejes influenciar o manipular por nada ni nadie, que puedas hacerte cargo de las decisiones que tomes sin arrepentirte, pues aunque sea un error, habrás aprendido de ello. Por mi parte, cuando muchas se atrevan a casarse o tener hijos, yo ya tendré la labor adelantada y estaré disfrutando de los beneficios.

Yo elegí ser mamá joven, ¿y tú?