Por La Churro desde Chile
Muy cochina soy, pero eso no significa que sea una irresponsable. Como les he contado, llevo mi sexualidad de manera muy consciente y consecuente; siempre llevo condones, uso anillo anticonceptivo, y periódicamente, visito a mi querida ginecóloga.
Pero todas estas precauciones han sido, más bien por "deber", por mi estructura, que me lleva a hacer todo como se debe. En el fondo, una cree que las cosas no le van a pasar, que son cosas de películas, que pasan sólo en las noticias, cosas de otros. Hasta que un segundo te hace cambiar la percepción de todo.
Pero todas estas precauciones han sido, más bien por "deber", por mi estructura, que me lleva a hacer todo como se debe. En el fondo, una cree que las cosas no le van a pasar, que son cosas de películas, que pasan sólo en las noticias, cosas de otros. Hasta que un segundo te hace cambiar la percepción de todo.
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Como habitualmente hago, voy a mi consulta ginecológica anual; y allí, me hacen todos los exámenes de rigor. Entre ellos: el pap, el test de ELISA, cultivos y pruebas de sangre. Saliendo de la consulta, fui directamente al laboratorio de aquel centro médico, y me hice todos los análisis solicitados. Cada vez que me voy a hacer el test de ELISA, usado para diagnosticar la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), me da algo de risita nerviosa por la solemnidad con que toman el acto las enfermeras.
Te hacen pasar a un box, donde te explican de manera detallada, y muy seriamente, el procedimiento. Te dicen cómo lo harán, su confidencialidad, cómo se actúa frente a un eventual resultado positivo y te entregan un instructivo, donde lo mismo que te explican; sale por escrito. Lo debes leer en presencia de la enfermera y llevarte una copia a la casa. Por último, te hacen firmar algunas fichas, señalando que estás consciente y de acuerdo con todo lo leído y explicado.
Yo seguía las instrucciones, pensando en cuánto me llamaba la atención tanta seriedad y protocolo que, francamente, me parecía que estaba de más. Uno sabe a lo que va y lo que significa, pensaba; tanta burocracia era innecesaria, era sólo una prueba de sangre más.
Te hacen pasar a un box, donde te explican de manera detallada, y muy seriamente, el procedimiento. Te dicen cómo lo harán, su confidencialidad, cómo se actúa frente a un eventual resultado positivo y te entregan un instructivo, donde lo mismo que te explican; sale por escrito. Lo debes leer en presencia de la enfermera y llevarte una copia a la casa. Por último, te hacen firmar algunas fichas, señalando que estás consciente y de acuerdo con todo lo leído y explicado.
Yo seguía las instrucciones, pensando en cuánto me llamaba la atención tanta seriedad y protocolo que, francamente, me parecía que estaba de más. Uno sabe a lo que va y lo que significa, pensaba; tanta burocracia era innecesaria, era sólo una prueba de sangre más.
Una vez finalizados todos mis exámenes, sólo había que esperar algunos días para ir a buscar los resultados. Y como, uno siempre se cree inmune a las desgracias, retiré los resultados que estaban listos al día siguiente y dejé pendiente el resultado del test de ELISA, y algún otro; ya que demoraban un poco más. Dejé pasar un par de días de la fecha en que debía retirarlos, imaginando que ellos no tendrían ninguna novedad. Pero un día, muy temprano en la mañana, recibí un llamado que hizo que el mundo me diera vueltas.
- Buenos días, ¿con la señorita Churro?
- Sí, con ella.
- La llamamos del laboratorio del centro médico XX.
- Ok.
- Disculpe que la moleste, sobre todo tan temprano; es que según nuestros registros,
usted se realizó algunos exámenes en nuestras dependencias, la semana pasada.
usted se realizó algunos exámenes en nuestras dependencias, la semana pasada.
- Sííí.
- Bueno, de antemano, me disculpo si la molesto; quería ver si podíamos hablar un
minuto.
minuto.
- ¡Yiaaa!
- Es que es algo importante y no me gustaría interrumpir alguna actividad en la que
usted estuviera.
usted estuviera.
- No, para nada.
- Sólo necesito un minuto para hablar con usted, como le digo, es importante.
Tanta antesala me comenzó a poner sumamente nerviosa. Mientras la señorita al teléfono me hablaba, pasaron las peores imágenes por mi cabeza. Sólo pendaba que, en aquel laboratorio, me había realizado la prueba de SIDA, la cual no había tomado muy en serio y ni siquiera había retirado los resultados sólo por flojera. En una fracción de segundos, pasaron todas mis historias de cama y aquellas contadas veces en las que no usé protección, dejándome ganar por la calentura. Estaba claro, fue la menor cantidad de veces, pero en ese minuto, no importaba si había sido una o cien; ahora era un riesgo real.
Me llamaban con tanta cautela, con tanto rodeo, tan temprano en la mañana; y aquella secretaria nerviosa, intentando escoger las palabras precisas. Por primera vez, vi real el riesgo de contraer VIH, lo vi más cercano que nunca. Por primera vez dejé de ser inmortal y pensé que la protagonista de esas historias de películas y noticieros, podía ser yo. Mi corazón se detuvo un par de segundos. Me maldije por: promiscua; por puta; por irresponsable; por caliente; por pendeja; me odié a mí misma, temí.
- No se preocupe por nada, hable de una vez.
- Es que nos gustaría que respondiera unas breves preguntas de satisfacción al cliente
con respecto a nuestras instalaciones y nuestro personal.
con respecto a nuestras instalaciones y nuestro personal.
Y el alma me volvió al cuerpo en un segundo. Fue un susto, tan solo un susto que duró los breves instantes en que aquella novata secretaria, no sabía elaborar las frases apropiadas. Pero ese susto me hizo cambiar mi percepción, me hizo sentir que sí me puede pasar a mí, que no soy inmune, que no soy inmortal. Que la responsabilidad sexual la tenía mal entendida y que el condón no lo debo usar porque "se debe usar", sino porque me estoy cuidando a mí misma; porque eventualmente, cuido a mi amor, y en una versión más altruista, cuido a ese extraño que quizás nunca más vuelva a ver.
Lo uso, no por desconfiar del otro, sino porque uno cuida a quien ama; y a quién más amo en mi vida es a mí misma. Y precisamente, a mi propia vida.
Hay que tener mucho cuidado con eso, realmente fue en susto, pues lo ideal para que no sucedan esas cosas sería tener una pareja estable, y es importantísimo cuidarse siempre porque una no tiene como saber si la persona tiene una infección o no, y no necesariamente tiene que ser VIH, puede ser cualquier otra enfermedad.
ResponderEliminarBrigido Churro! Hasta a mí casi me da un infarto leyendo esto jaja... Pero sí, es muy cierto lo que dices, muchas veces una se cree inmortal, y no podemos estar más lejos de serlo. Gran entrada!
ResponderEliminarUYYYYYY si debe ser super traumante lo que te paso en esos segundos, yo igual este año me realice el test de elisa, salio todo ok, pero tienes razon en lo buricratico que llega a ser, pero hay que rescatar lo importate y positivo, que es cuidarse a uno misma, quererse, y porteger tambien al que esta a nuestro lado, da un poquito de plancha pedir la realizacion de este test, pero hay que hacerlo si o si por uno principalmente. saludos
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