Hasta hace pocos meses, confieso que no tenía siquiera un par de jeans. ¡Sí, ok!; seguro les sonó rarísimo pero es la más pura verdad.
Por muchos años, tuve una relación de amor-odio con los jeans. No sé, pero ¡tenía ¡tan mala suerte con ellos! Nunca encontraba el “perfecto”. Los compraba hoy, y a las dos semanas, no los soportaba más y terminaba regalándolos.
Por muchos años, tuve una relación de amor-odio con los jeans. No sé, pero ¡tenía ¡tan mala suerte con ellos! Nunca encontraba el “perfecto”. Los compraba hoy, y a las dos semanas, no los soportaba más y terminaba regalándolos.
Al principio, creía que era una cuestión de mi peso, pero me di cuenta de que no lo era; más bien, era por no saber comprar. Con el tiempo, entendí que no sólo había que comprarlos en función de lo último que salía en las vitrinas, sino de los siguientes cuatro puntos:
1 Forma de cuerpo
Lamentablemente, los jeans “tubito”, no le quedan bien a todo el mundo. Saber nuestro tipo de cuerpo es lo más indispensable, no sólo a la hora de comprar jeans, sino al comprar cualquier tipo de prenda, porque así podemos elegir algo que nos haga sentir cómodas y que se nos vea fabuloso.
2 Tipo de tela
Recuerdo que, en esta parte, pasaba mucho trabajo porque me fijaba en telas muy estrechas, calurosas, duras o que estiraban mucho. En fin, fíjate bien en la tela porque así sabrás si esos jeans, con el tiempo, cederán o serán estáticos (para que no tengas que elegir otra talla).
3 Elige bien tu talla
Creo que aquí fallaba muchísimo porque me dejaba convencer por el momento de compras, que como sea me subieran y pudiera cerrar el botón; sin fijarme que lo más importante era que me quedaran bien. Y si esto era así, obviamente no tenía que hacer bailes extraños para que me subieran (ya se imaginarán como era éso).
Lo que odiaba tanto de los jeans que compraba antes era que sentía que me cortaban la circulación de las piernas y me sacaban ligeros rollitos al costado; y esto es algo que J-A-M-Á-S debe pasar.
Creo que aquí fallaba muchísimo porque me dejaba convencer por el momento de compras, que como sea me subieran y pudiera cerrar el botón; sin fijarme que lo más importante era que me quedaran bien. Y si esto era así, obviamente no tenía que hacer bailes extraños para que me subieran (ya se imaginarán como era éso).
Lo que odiaba tanto de los jeans que compraba antes era que sentía que me cortaban la circulación de las piernas y me sacaban ligeros rollitos al costado; y esto es algo que J-A-M-Á-S debe pasar.
4 Evita comprarlos cuando estés “hinchada”
Ya sea después de comer o porque estés en los “días difíciles”, no es el mejor momento para hacerlo; al menos si se trata de lo segundo. Te sentirás incómoda probándote uno y otro; y al final, no te gustará nada y terminarás estresada. Bueno, esto varía mucho en cada mujer, pero me pasó algunas veces y por eso no lo hago justo ahí. Ahora, comprar después del almuerzo afectará un poco en tu talla porque ya sabemos que, después de esta comida, nuestro abdomen crece un poquito.
Creo que mis malas expriencias con jeans me llevaron a sacar estas cuatro conclusiones a tomar en cuenta al momento de ir en busca del siguiente par para el clóset.
Creo que mis malas expriencias con jeans me llevaron a sacar estas cuatro conclusiones a tomar en cuenta al momento de ir en busca del siguiente par para el clóset.
Con este básico de básicos lo importante es sentirse cómoda,
no aprovechar el SALE más bueno de la tienda, aunque luego te lleguen a “ahorcar”.
Odio salir a comprar jeans, en realidad no me gusta mucho pasar por los probadores jajajaja, así que estoy optando más por faldas y calzas :P
ResponderEliminarBuenos tips!