Por ClaU desde Chile 

Se me caerá el carné pero, ¿recuerdan cuando se masificó el correo electrónico y llegaban infinidad de e-mails que habían sido reenviados eternamente? ¡Aquellos del tipo "10 frases que cambiarán tu vida"! Ahora que el WhatsApp se ha vuelto el nuevo generador de "cadenas de reflexión" o tonterías entretenidas, cada cierto tiempo me llegan imágenes con frases que me quedan dando vueltas. Me ha pasado también el recibir algunas en el momento justo en que me pasa exactamente lo que dice la imagen, así como otras veces he discrepado con una cuantas. Hoy, limpiando mi carpeta de archivos recibidos, encontré varias que en algún momento removieron mis pensamientos y fui dejando guardadas ahí. 

Pienso exactamente lo que dice acá, si uno quiere, puede, lo demás son solo excusas.


La gente que es realmente importante se ve en los momentos difíciles, esas personas que llegan sólo cuando hay que celebrar, generalmente hacen bulto. 


En mi época de deportista tenía este pensamiento al revés, cuando no iba a entrenar: "Ojalá que siga lloviendo para que nadie más entrene".


En mi vida como profesora me tocó ver a un montón de papás, deportistas frustrados, queriendo traspasar a sus hijos lo que ellos no pudieron ser. Lo peor es querer que los hijos sean deportistas sin importarles los reales intereses de ellos; lo doy firmado, mientras más los obliguen menos durarán en esa disciplina, cuando algo les gusta realmente, ni siquiera es necesario que se les insista.






Con esta discrepo, dejé de hablarle a alguien una vez pero lo extrañaba a morir y, aun cuando cada uno de mis órganos lo extrañaba, no lo busqué; me gustaba más que nadie pero no le rogué. Era el amor de mi vida y lo dejé porque sabía que no tenía futuro ahí. Cuando leí esto pensé "el habrá creído que lo hice por esto"... Tengo la tranquilidad que saber que no fue así.


Clarísimo, son dos cosas muy distintas.