Por La Churro desde Chile
* Esta columna podría contener material sexual explícito, inapropiado para menores de edad.
Yo sé que para muchas cosas soy extrema, entre ellas la limpieza. Sí, he llegado a convertir actos cotidianos de higiene en un TOC y, consciente de ello, no espero que todos compartan mis hábitos, sin embargo hay rituales básicos que son imperdonables a la hora de tener uno de esos encuentros cochinones. Esta entrada va para ustedes mis queridos hombres, un detalle no menor para tener en cuenta a la hora de tener sexo más allá de tener los calzoncillos limpios.
A diferencia de muchas casas masculinas, su hogar estaba radiante. Cocina sin loza sucia, living ordenado, el baño impecable, la cama hecha. Incluso al llegar él me quitó los zapatos y me puso pantuflas, algo que amo ya que no arrastras la suciedad de las calles hasta tu inmaculado hogar.
De la presentación personal del susodicho, tampoco había reproche. Ropita absolutamente limpia, rico perfume, bailamos mucho y aun así ningún hedor desagradable, y a pesar que tenía dreadlocks, se notaba que estaban muy bien cuidados y ni siquiera salía mal olor de su cabellera. Al ir desprendiéndonos de la ropa, noté que no la tiraba al piso, sino que la dejaba sobre un mueble, tanto la de suya como la mía, acto muy cuidadoso de su parte. Andaba con condones y su zona de placer estaba completamente depilada. No es de mi gusto personal, pero son detalles que te hacen ver que la persona se preocupa no solo de su imagen, sino también del aseo personal.
Sin embargo, este personaje tan pulcro y radiante cayó en un detalle, el más importante para mí y la base de mis TOC. Jamás, en toda la noche, se lavó las manos. Al momento de empezar a tocarme y que sus gráciles dedos se fueron fugando hacia mi interior, yo no lograba concentrarme, pues solo pensaba en nuestra agitada noche: calle, bar, calle, tocata, calle, fiesta, taxi, su casa... y todas las bacterias y suciedades acumuladas en cada uno de esos lugares públicos. A ello hay que sumar que el susodicho tenía gato y después de acariciarlo, decidió acariciarme a mí. Soy una amante de los animales, pero no podemos desconocer las suciedades que acumulan, y no quería pelos ni gérmenes de fecas felinas en mi vagina. Intentaba enfocarme en placer, en disfrutar de aquel minuto, pero en mi mente aquellas microscópicas bacterias se convertían en horribles monstruos que detenían en seco mis gemidos y sobre todo mi orgasmo.
Les juro que aunque el tipo era muy hábil no podía enfocarme en el sexo y solo pensaba en la infinidad de cochinadas que estaban entrando en mí por el simple hecho de no lavarse las manos. Aquel placer manual no me estaba dando nada de placer, así que en vez de cortar el ambiente piediéndole que se fuera a higienizar, decidí usar mis artimañas femeninas y lo que hacía con sus manos, terminó haciéndolo con su lengua. (Si sé que la boca tiene miles de gérmenes más, pero estaba segura que estaba notablemente menos contaminada que sus manos).
Hombres queridos, con esta historia solo les quiero ilustrar que hay actos que parecen pequeños, pero que son sumamente importantes para nosotras. Parte de la conquista no es solo tener el don de la palabra y buena facha. No olviden el buen shampoo, el buen calefont, desodorante, cambiarse de ropa interior, el lavado de dientes y manos. Tampoco pasen por alto los preservativos, que también son parte fundamental de la higiene sexual. Recuerden que nuestros genitales son internos, por ello, estamos mucho más expuestas a contraer enfermedades o infecciones debido a todo lo que arrastran con sus manos, lengua y en sus mismos penes. A veces sin querer son ustedes los transmisores y nosotras las que sufrimos las desagradables consecuencias de ello, que pueden ir desde una infección urinaria, herpes, hongos hasta algo mucho más grave. No pierdan una noche de placer por actos tan sutiles y a la vez importantes como un buen lavado de manos que no les quitará demasiado tiempo y a cambio les puede dar varios minutos (u horas) de placer. Les aseguro que si veo que están apropiadamente limpias y desinfectadas, puedo dejar que me toquen un poquito.
Hola churro me encanto tu tema es verdad hay veces que ellos fallan en lo mas obvio y esta claro que a nosotras se nos mueren las pasiones y no hay caso revivirlas cuando nuestra mente esta en otra parte.Se te extraña churro cuando pasan varios días y no sabemos nada de ti.
ResponderEliminarMuchos cariños desde el norte de chile.
Me encantó la nota!
ResponderEliminarLa verdad es que estas cosas son todo un tema; y tenes mucha razón: al final nosotras somos las que la pasamos mal por nuestro receptor sexual que es interno :/
Ojalá muchos hombres lo lean!!!
Saludos desde Uruguay ^^