Por Tania Yesivell desde Honduras
Érase una vez una mujer, joven y normal, que tenía un sueño sencillo:
Dejar de ser normal antes de dejar de ser joven.
La broma del viaje en el tiempo solo la entendió ella. ¡Y eso que no tuvo más remedio que explicarla!
Lo hizo cualquier día, cuando estaba esperando a una amiga que iba a comprar golosinas en el supermercado. Estaba lleno de gente, pero ya que las circunstancias se daban, ella no diría que no al destino del bromista.
Avanzó entre el tumulto para acercarse a una de las cajas, haciendo como que lo evaluaba todo. Sin prestar atención al hecho de que la joven encargada estaba muy ocupada, le preguntó con la voz más sospechosa y el acento más raro que pudo fingir:
―Disculpe usted señiorita, ¿me puede facilitar la fecha que transcurre?
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