¿Qué vas a hacer mañana?, ¿te has decidido al fin por un trabajo?, ¿ya sabes a dónde te vas de vacaciones?... Preguntas, preguntas y más preguntas. Reconoce que eres (o tienes una amiga) que se cuestiona qué va a hacer ya estas navidades y ¡todavía estamos en verano! ¿Es qué necesitamos planificar cada minuto de nuestras vidas? Pues no quiero, que no, que yo quiero levantarme un día y no saber si me voy ir a Groenlandia a visitar un Esquimal o quedarme todo el día holgazaneando en el sillón y viendo "Jane The Virgin". Que seguramente, la segunda opción es más válida, pero una se merece tener la duda.
Siempre se habla de lo importante que es establecer metas pero, ¿alguien te dice qué pasa cuando las consigues? Respuesta: búscate unas nuevas. Y, ¡ay amiga como no seas de las que planifica rápido! Porque algo peor que no saber lo que vas a hacer con tú vida es tener a todo el mundo contándote lo bien compuesta que tiene la suya para los próximos 10 años. ¿Es que tienen una especie de espejo de cuento malvado como consultor?
Si estás agobiada porque no sabes qué vas a hacer con tu trabajo, si no te decides por una carrera u otra, o incluso, si dudas entre Cuba o Mykonos para ese viaje... tómatelo con calma. Porque decidas lo que decidas, va a ser una buena opción. Y si no lo es, uno siempre está a tiempo de cambiar de opinión, o de billete. Tenemos que tener una cierta dirección en nuestras acciones pero también dejar ciertos cabos sueltos. Porque si no, ¿dónde está la emoción?
A menudo, una servidora incluida, entramos en un bucle de agobio constante por no saber lo que el futuro nos tiene reservado. Con eso, puede que nos estemos perdiendo lo que el presente nos está ofreciendo. Así que, no sé vosotras, pero yo me voy a relajar… ¿y quién sabe?, mañana igual me encuentro desayunando en un iglú.
Por @LidiaRiCa desde España
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