Si es que alguien no ha visto esta película, se trata de una periodista recién egresada (Andy) que encuentra trabajo en un lugar que en teoría no tiene nada que ver con ella, además con una jefa terrible (Miranda). Obviamente a medida que va pasando la película ella comienza a integrarse a ese mundo laboral y a "ganarse" a la jefa llegando en algún momento a destarcarse por sobre todas las demás que están en su mismo cargo.
Creo que en algún momento todas hemos sido Andy; recuerdo mis primeros trabajos, vestida igual como lo hacia en mi casa, con una jefa pidiéndome cosas que yo decía "qué tiene que ver esto con lo que tengo que hacer aquí", trabajando fines de semana, con el teléfono sonando todo el día y cambiando de a poco mi look de niñita a señorita con tacos y abrigos largos. Cada vez que veía la película no podía dejar de sentirme identificada con ella proponiéndose no volver a equivocarse, que no le digan una vez más "te lo dije" y poniendo todo de su parte para hacer las cosas lo mejor posible; alucinaba con tener la ropa de Andy cuando la muestran caminando por la calle con un montón de trajes top, me encantaba su actitud de "esta mujer no me la ganará". ¿Hasta cuándo me identifiqué con ella? Hasta que me tocó ser Miranda.
En este momento estoy del otro lado, siendo la jefa maldita (bien dice Andy en una parte de la película: si Miranda fuera hombre no dirían lo mismo de ella), la que llega con sus lentes de sol y todos cierran rápidamente Facebook, hacen como que está leyendo algún documento o me saludan con cara de "no me había dado cuenta que estaba aquí". Soy la jefa que tiene que tratar con personas mucho mayores y principalmente hombres, por lo que me tuve que volver más fuerte, parecer mas "grande" de lo que soy para sobre llevar los primeros comentarios de "¿y esta niñita nos viene a mandar?", también, sin que lo noten, hacer que niñas que vienen recién llegando se vuelvan responsables y fuertes en el mundo laboral.
El otro día conversaba con una amiga que tiene un cargo gerencial y me dice "¡¡¡me carga que me traten como mujer si estudié en la misma universidad que ellos, me titulé igual que ellos y tengo más cargo que ellos!!!". Nos reímos porque en el fondo ambas sabemos que sin dejar de lado nuestra femineidad o forma de ser hemos tenido que volvernos un poco hombres, pensar más fríamente y hablar de igual a igual con ellos. Obvio que también he usado ropa especial para alguna reunión en la que sé que puedo sacarme partido o que le he movido las pestañas más rápido de lo normal a alguien por ahí, pero es verdad también que para ser jefa en estos tiempos aún hay que ser un poco Miranda para que a una mujer (sobre todo joven) la tomen en serio.
En estos momentos creo que soy una mezcla de ambas, un poco Andy, un poco Miranda, ¿y ustedes?, ¿se sienten identificadas con alguna de ellas?
Creo que todas partimos como Andy, independientemente del área laboral. Cuesta eliminar a la universitaria y ponerse la cara de profesional, y no solamente del closet (aunque ayuda mucho a la actitud). Cuesta ver que Miranda también tuvo que ser Andy en su momento y que precisamente por eso es que ahora es como es y demanda tanto. En mi caso soy traductora y profe de traducción. Mi relación con los alumnos no es mala, pero no por eso soy menos bitch a la hora de poner notas y rajar o pasar a quién sea; da igual que me caiga bien o mal a nivel personal. Sé que cómo debe caer eso, pero honestamente prefiero destrozarlos yo a tiempo, o que los destroce el mundo laboral cuando salgan de la burbuja.
ResponderEliminarEs una muy buena película para ver la metamorfosis laboral por la que hay que pasar para ser tomada en serio y las relaciones entre mujeres en distintos puntos de la jerarquía. Eso no quita que por ahí hayan jefas, y jefes, mala onda simplemente porque sí :P
Excelente entrada y reflexión ;)
Excelente post.. y lo esto me reafirma que aun soy una Andy cualquiera..
ResponderEliminarSoy una Andy que se viste gracias a las rebajas
ResponderEliminar