- ¡Hola! ¿Cómo te va? Me alegro de verte, tú siempre tan hermosa... Perdona, ahora no me corresponde. No se que decir, perdóname...
- Tienes razón no te corresponde. Perdonarte, hace tiempo lo hice.
- ¿De verdad? Me alegro por ti y más por mí, yo...
- Lo siento tengo que irme.
- Espera, no te vayas. ¿Podemos hablar un minuto?, quiero decirte muchas cosas. Por favor dame sólo un minuto.
- Lo siento, no puedo, creo que en su momento nos dijimos lo que debimos.
- Te equivocas, yo no. Quiero decirte que te amo, que no puedo más, mi vida perdió sentido el día que te fuiste. Extraño tus besos, extraño nuestros momentos, extraño nuestra vida juntos, siento que estoy a punto de volverme loco, NO PUEDO MÁS.
- Para, por favor, no necesito oír una palabra más. Tienes razón, ahora NO TE CORRESPONDE, tuviste oportunidad pero en ese entonces no te importó, no te importé, no tenías tiempo; me dijiste que yo no valía nada, ¿te acuerdas?
- Yo no sé qué decir... merezco una oportunidad, no puedo vivir sin ti.
- Sí puedes, ya lo hiciste una vez. Ahora debes luchar pero no por mí. Soy feliz de haber perdido y de haber ganado, que ironía de la vida, sufrí para poder finalmente ser feliz.
- No me digas eso...
- ¿En dónde está ella? No es mi intención hacerte sentir mal, te corresponde luchar por ella, como ya lo hiciste cuando sin dudarlo tiraste todo por la borda.
- No me has perdonado, me hablas con rencor, me sacas en cara ese problema.
- Te he perdonado pero difícilmente llegue a olvidar. El perdón tiene sus tiempos, el mío llegó y lo hice por mí y también por ti. El perdón no es olvidar, es saber pasar la página de la mejor manera. No me fue fácil, debo reconocer que no lo fue, pero el perdonar no implica regresar contigo. El perdonar fue para darme la oportunidad de conocer y saber qué es lo que quería, de valorarme y aprender a vivir otra vez... AHORA SOY FELIZ y de corazón espero que tú también lo seas.
- Necesito tenerte en mi vida.
- Lo siento, yo no te necesito. ¿Ves a ese chico que viene por allí? Sí, ese de camisa azul, ahora a él le corresponde. Él logró lo que tú debiste. No peleaste por mí, por nosotros. ¿En dónde está ella? Seguro ya no está, por eso me buscas. Créeme, te perdone y te estoy agradecida porque ahora tengo a un hombre en toda la extensión de la palabra, tengo a alguien que está dispuesto día a día a luchar por mí, me respeta, me da mi lugar, me trata como reina, ¿qué mas puedo pedir? Te deseo la mejor de las suertes, ojalá encuentres lo que yo ahora tengo: UN VERDADERO AMOR.
Enviado por Yo digo y que desde Guatemala
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