¿Acaso no fuiste mi verdadero príncipe azul? Claro que lo fuiste, papá, cuando llegabas a casa y no importando cuán cansado estabas siempre tenías esos abrazos y besos para mí, y mi forma de retribuirte era que me lanzaba de lleno a todos esos detalles y caricias. No sé si te acuerdas, pero seguro se me ponían los ojos aguaditos de la felicidad de verte.
Con el tiempo cambiaron las cosas, me volví una chica "rebelde" y de a poco tú te alejaste de mí. Supongo que me dabas mi espacio, sentí que ya no teníamos nada en común. Yo pensaba que me habías cambiado por esa que se volvió tu mejor amiga "la bebida". Tu mejor amiga nos vino a separar, a cambiar el estilo de vida, a cambiar esas sonrisas y besos por lágrimas y por ganas de no querer verte llegar, al punto de pedirle a Dios que llegaras a casa hasta que yo ya estuviera dormida.
Pasaron más años y tu seguiste con la misma compañía, en cambio yo, traté de rehacer mi vida con alguien que yo pensaba me daba lo que tú habías dejado de dar. Construimos un hogar con amor, claro, nunca faltaron los desaciertos que te da la vida, lo que hemos llegado a llamar "lecciones". Así la vida nos regaló tres hermosos hijos y allí, en ese instante, te comprendí más que nunca. Comprendí ese amor que sentías por mí. Ahora soy yo la que tomo tu papel, la de llenar de detalles, caricias y besos.
Después de haber estado separados tanto tiempo y de estar desperdiciando tantos años, nos volvimos a reencontrar, pero vaya si no, los estragos de tu relación con tu amiga habían pasado factura a ti y a mí. Sin embargo el amor siempre triunfa y, el amor del Padre que tenemos en común tu y yo, nos dio una segunda oportunidad de volvernos a amar como en un principio, como nunca debimos dejar de hacer.
Te me fuiste papá, un día como hoy, un día de lluvia, un día gris y así me dejaste la mayor lección de vida: "que el amor de un padre aún en situaciones malas no termina, que nosotros desperdiciamos tiempo por cosas que al final no valen la pena, que debimos luchar juntos contra tu alcoholismo, que la familia siempre es lo primero y lo último, que el trabajo en sí es importante pero no lo primordial, y que podemos darle vueltas a un asunto millones de veces pero si dejamos el orgullo fuera siempre encontraremos el camino correcto".
Me arrepiento de muchas cosas de la misma manera que tú me lo dijiste, pero si algo quedó claro en tu último suspiro fue que te quise, que te quiero y te querré con toda el alma, así como tú me quieres a mí. Le doy infinitas gracias a Dios por haber tenido el tiempo de pedirte perdón, a cambio él me concedió lo que tantas veces le pedí, estar contigo hasta el final.
Aquí estoy papá, parada ante tu tumba, gritándote que te extraño, que te quiero y que anhelo el día en que sin contratiempos estemos juntos como debimos.
Le envío millones de besos a ese hombre que se robo mi corazón, a ese que en su imperfección trato de ser un príncipe azul, a ese hombre que al final de sus días sus errores fueron borrados por amor a su hija. Te quiero papá...
Entrada enviada por Yo digo y que desde Guatemala
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