Leí sobre la llegada a Chile de este documental en la edición
más reciente de “La Panera” y tan sólo leyendo una descripción, a grandes rasgos, se me hizo un nudo en el estómago.
Todos sabemos la trágica historia de Amy
Winehouse, pobre niña rica y famosa, adicta a las drogas y al alcohol y con un
talento innato que hizo aún más trágica su temprana muerte. Pero al leer de
este documental me di cuenta de que había más detrás de su historia de lo que sabíamos
por los medios del mainstream.
Al ver el documental te adentras en su mundo más íntimo. La
historia no es contada por un narrador si no que por los mismos protagonistas de la
historia, ella, su ex marido, su padre, sus amigos y colegas más cercanos. Todo
esto a través de videos caseros y entrevistas poco conocidas que te cambiarán
por completo la idea que tenías de esta artista.
Personalmente, me encantan las historias de artistas
sufridos y torturados que desaparecen en el peak de su carrera. Pero “Amy” me
dejó mal, con el corazón roto y extremadamente triste. La historia es, en una
palabra, desgarradora.
El director de este documental, Asif Kapadia, hizo un
trabajo esplendido al juntar todas estas imágenes y mostrárnoslas en conjunción
con las canciones, que vienen a darle sentido y sustancia a lo que está sucediendo
en la pantalla. El único problema es que las partes en las que salen las letras
de las canciones en pantalla no están subtituladas, así que si no saben inglés
quedarán colgados en estas escenas, para mi gusto, las más fundamentales en el
relato de la historia.
El documental dura dos horas, atrapantes y angustiantes. A
mi parecer, un imperdible de los próximos estrenos, ya sea que te guste la música
de Amy Winehouse o no.
Sin querer spoilearles más el documental los dejo invitados
a verlo y siento no haber encontrado un tráiler subtitulado para mostrarles.
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