Escribo desde lo más profundo de mi corazón, diciéndote a ti, el que lee esto, que no tengo fuerza para salir adelante. No encuentro el valor interior para sacar todas mis penurias, mi profunda tristeza. A ti, el que lee esto, quiero decirte que no tengo motivos para seguir en pie. Mis ganas se las ha llevado ese hombre que destrozó mi corazón, al que tengo que ver en la noche cada que llega del trabajo.
Al que me dedica su mirada de indiferencia, al que lloro cuando se va, cuando recuerdo cada palabra humillante que me da cada vez que trato de reparar el daño. Porque sigo siendo YO la que pide perdón por el engaño al que fui sometida, la que tiene que pedir perdón por cada mensaje que leo y saber que esos mensajes ya no son dedicados a mi persona, que las sonrisas y los buenos tratos se los lleva alguien más, dígase amigos, colegas de oficina y en su momento, a la persona que estuvo compartiendo un romance con él. Soy YO quien llora escribiendo estas líneas, tratando de encontrar un consuelo en ellas, en ti como lector.
Pasar de "El amor de mi vida" a "La que vive conmigo". Compartir una cama sin compartirla realmente, sin sentir ese abrazo que ruego cada noche, tener que acercarme al pie de la cama y suplicar por un poco de atención, por sentirme en compañía con sólo sentir su cuerpo indiferente a lado mío. Me sumerjo en un mar de sentimientos culposos, ¿por qué debería ser yo quien pide perdón luego de una infidelidad?, ¿por qué si yo no lo cometí? Quizás me esté volviendo muy estúpida, muy ciega por no entender que esto se acabó.
Mi corazón es muy estúpido, se niega a caer en cuenta de que aquel amor ya no es recíproco, se niega a darse cuenta de que lo único que obtiene es un sufrimiento que sólo lo hunde más en el fango. Desearía tener fuerza, creer en la mujer que dicen que soy, creer en mis proyectos, pero sinceramente no tengo nada, estoy en la ruina total.
Lo único que me hace levantar hoy día son las letras, los rayos de sol que entran por la ventana y me obligan a darme cuenta de que ya es pasado del medio día, los tacones de mi vecina del piso de arriba a quien envidio por tener un trabajo laboral, algo con qué entretener la mente.
Estoy cansada emocionalmente, desgastada en cuerpo, alma y corazón. Mi error quizás es seguir detrás de él, tratar de simpatizar como lo hacen las demás personas a su alrededor, tratar de volver a ser importante para él, que me lea, que me escuche, que me quiera de nuevo. En estos momentos es algo imposible, me siento derrotada como pareja, decepcionada de no terminar como el "Felices para siempre". De creer que esto tiene una solución, porque sí, aún creo firme en que este gran tropiezo puede solucionarse si tan solo él quisiera cambiar de opinión.
Si tan solo me amara esto sería diferente, si dejara de depender de él para sentirme querida, si tan sólo pudiera retrasar el tiempo y espacio. Pero desafortunadamente no puedo.
Perdón querido lector, perdón por hacerte leer todo esto. Tener que tomar este medio para poder desahogarme, de transmitir mis lágrimas en letras, de hacer que me conozcas como realmente soy, una persona devastada, incapacitada para salir adelante, una persona que se suma al círculo vicioso de despertar, llorar, dormir y seguir llorando.
Mis dedos tiemblan al tratar de finalizar este escrito, de pensar en algo reflexivo, en algo que me pueda dar un poco de paz y que al mismo tiempo no haya sido una pérdida de tiempo el leer estas líneas. No voy a mentir, lo único que puedo hacer en estos momentos es escribir: Gracias por estar aquí.
Entrada enviada por Vianey Jasso, México.
No pidas perdón, al contrario, yo te doy las gracias porque a causa de tu inspiración, pude sacar lágrimas, de esas que te limpian y desintoxican. Me vi reflejada en la mayoría de tu escrito y es por tal razón que insisto a que no pidas perdón, pues, al contrario, gracias a la vida has escogido desahogarte de una manera tan saludable como lo es escribir. Así, no sólo te desahogas tú, sino que ayudas a muchas otras mujeres que, como tú están atravesando algo similar.
ResponderEliminar"No hay mal que por bien, no venga"; a veces nos pasan cosas negativas para descubrir otras mejores. A lo mejor esta etapa tenía que llegar para que crecieras como escritora, como artista. Escribes muy bien. Estoy comenzando a plasmar mis sentimientos por escrito también, pues hace mucho dejé de hacerlo, pero tú lo haz logrado y eso puede ayudarte a superar esta etapa. De todo se aprende. ¡Adelante, mujer!