No cabe duda que al tener hijos nuestra vida cambia totalmente, pero ¿por qué dejar de ser mujeres para ser mamás? Y es que al tener un bebé que depende de ti al ciento por ciento, resulta muy agotador. Tanto que te olvidas de ti misma para atender y disfrutar por completo a esa criatura que fue parte de tu cuerpo por nueve meses.
Se acabaron las largas duchas, las siestas, las horas de series y todas las cosas que solías disfrutar sin mirar el reloj, la mejor tenida para cubrir nuestro cuerpo post parto son los leggins y una polera ancha (de maquillaje ni hablar). Sin embargo esto no durará para siempre, está en nosotras darnos el tiempo para seguir siendo mujeres.
Nadie dice que la maternidad es fácil, sin embargo es nuestro deber vencer a la depresión post parto que no te permite sacar provecho de tu belleza, darnos un espacio para consentirnos, salir con amigas, ir al gimnasio, seguir siendo persona, ¡persona antes que todo!
Sí, nos postergamos a propósito, porque amamos a nuestros hijos y daríamos la vida por ellos, pero no tenemos porqué sentirnos culpables por querer pasar momentos a solas, por estar cansadas de amamantar y cambiar pañales todo el día, lo que hacemos con todo el amor del mundo. Debemos entender que nuestra vida no se acaba con la maternidad.
Recuerden que para sentirse plenas no basta con tener hijos o una familia, las mujeres nacimos para ser multifacéticas, es nuestra esencia, no se conformen. Al ser madres, tu vida nunca vuelve a ser la misma porque se pone muchísimo mejor.
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