Cuando terminó el 2015 todos estábamos felices por poder hacer aquello que no pudimos durante el año, descansar. Cuando las vacaciones terminaron todos hablábamos de cómo poder bajar los niveles de estrés y enfrentar la vuelta de mejor manera (puedes recordarlo acá). Ahora que llevamos casi medio año desde que volvimos al trabajo, mientras algunos afortunados recién vuelven de su receso de invierno, debo preguntar, ¿Cómo se sienten? ¿Cómo va el cansancio?
Si te has dedicado sólo al trabajo y a las obligaciones durante el último tiempo, es posible que tu cuerpo ya te esté avisando que necesita un descanso o distensión. Generalmente el segundo semestre es el más agotador y la carga sobre los hombros comienza a notarse. No es necesario que tengas un trabajo 24/7 (las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana) para que te afecte el estrés. Puedes estar incluso sin trabajo o estudiando, y de igual forma podrías verte afectada/o.
Hay personas que cada cierto tiempo, por ejemplo una vez a la semana, realizan una actividad a su gusto para disminuir los niveles de estrés y distenderse. Otras personas lo hacen sólo cuando aparece el tiempo (pudiendo llegar a ser una vez al año), otras cuando el cuerpo les empieza a avisar y otras personas incluso NUNCA. ¿Por qué pasará esto? Muchas respuestas pueden responder esta pregunta, partiendo en la subestimación respecto al "tiempo libre".
Es importante mencionar que las actividades que pueden aportar en disminuir nuestro estrés son tan variadas como gustos existen. Para una persona puede ser útil la meditación como para otra puede ser el salir con amigos o incluso salir a dar un paseo sola. Ninguna actividad es mejor que la otra, tampoco seré mejor persona si practico algo que el otro no. En este sentido gran valor tiene que podamos conocernos y preguntarnos qué es lo que me relaja y hace sentir bien. Si no quieres responder esta pregunta o nunca te la has hecho, podría significar que la probabilidad de que sepas cómo cuidarte o regularte a través del ocio sea menor.
Así, una vez identificado qué actividad logra regular nuestro cansancio y estrés, es importante que veamos la frecuencia en que la podemos realizar. Elige actividades que realistamente puedas llevar a cabo. No te obligues sagradamente a realizarlas, tampoco deben volverse una fuente de estrés. Sea lo que sea, es importante que cada tanto tengas un tiempo de distención y de pausa, un momento para ti, para que te desconectes, respires e incluso hagas nada. El tener tiempo para el ocio, un pasatiempo o un espacio, es incluso una forma de autocuidado y un acto de amor hacia ti misma/o.
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