Ya no soy la misma que hace 10 años, mis veintisiempre hacen de las suyas y he llegado a varias conclusiones personales durante las recientes Fiestas Patrias Chilenas.
No veo con malos ojos lo que me pasa con los años, creo que mi mirada se ha vuelto más madura y ahora me doy cuenta de hartas cosas que antes no veía. Partamos.
Acepté que no estoy de acuerdo con el Rodeo
Por más que mi papá me lo trata de vender, y aún considerando las raíces "huasas" de mi entorno, he decidido que no estoy de acuerdo con este "deporte" nacional. De chica he visto y vivenciado lo que significa el Rodeo, mi padre está relacionado laboralmente al mundo del campo y de las tradiciones de la zona central, y es mirando reflexivamente toda mi experiencia, todo lo que he visto y sentido, que llego a concluir eso.
Recuerdo por un lado la rica sensación de estar en el campo, de ver a la gente reunida, celebrando, pasándolo bien, de la empanada y el asado, de las cuecas y las payas. Pero también recuerdo haber visto cada año cómo las vacas trataban de escapar de la media luna subiendo a las tribunas. Sólo hoy, a mi edad, me doy cuenta de lo terrible que era para ellas. No quiero que perdamos las tradiciones, pero hay que considerar que algunas ya están obsoletas y necesitan ser renovadas.
Ya no estoy para tomar Terremoto
El Terremoto es un trago (Pipeño, con helado de piña y granadina) que se prepara sobretodo para las Fiestas Patrias. Recuerdo años atrás que esperaba ansiosa la fecha para juntarme con mis amigas e ir por unos terremotos, a las fondas o a nuestro pub habitual. Este año quisimos hacer lo mismo y no me pasó lo mismo que siempre. Ya no me muero por un terremoto, incluso ya es demasiado para mi cuerpo. Creo que cambié mis gustos y hoy prefiero fuertemente tomar una rica cerveza o michelada que correr por un Terremoto.
Me fijo en otras cosas en las Fondas
Este año nuevamente fui a las Fondas. Ya no voy a bailar y a buscar el local donde esté todo pasando. Ahora prefiero un sitio más iluminado, más cerca de los baños, más amplio, donde uno claramente se pueda sentar y conversar con los amigos. Uno anda con más cautela recorriendo las fondas, mirando para todos lados, evitando cualquier tropiezo o peligro. Me di cuenta también que mucha gente anda con sus bebés (pensemos en hijos de menos de 4 años) a altas horas de la madrugada. Ver eso me molestó mucho. Está bien que sea una festividad y que se trasnocha más que antes, pero a las 2 de la mañana andar paseando a un bebé de 1 año, por lo menos para mí es mucho. Antes ni siquiera me fijaba en eso, esta vez fue tema de discusión cuando nos instalamos en una mesa.
¿Hay cosas que para ustedes han cambiado?
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