En el año 2001 Sharon Maguire llevó “El Diario de Bridget Jones” a la pantalla grande y lanzó a Renée Zellweger a la fama. El encantador personaje de Bridget, un poco pasada de peso, con un leve problema de alcohol y una torpeza incontrolable, proveyó a una generación entera de mujeres de una heroína mucho más cercana a la realidad que la perfecta actriz de Hollywood sufriendo por amor que hasta ese entonces invadía el mundo del cine. Zellweger se convirtió en la representante de la mujer no idealizada, y así como lo hizo con Mark Darcy (Colin Firth), consiguió que la audiencia la amara “tal cual es”.
15 años más tarde, Renée Zellweger vuelve a interpretar a este inolvidable personaje en “El Bebé de Bridget Jones”, también dirigida por Sharon Maguire pero esta vez solo inspirada—y no basada—en el libro original. Esta entrega comienza con el funeral de Daniel Cleaver (Hugh Grant), donde Bridget trata de dar un discurso solemne que solo consigue recordar a todos de la famosa promiscuidad de Daniel y donde además acaba por toparse con su (ahora ex) novio, Mark Darcy. La situación es incómoda y Bridget hace el ridículo, como siempre, y la audiencia de inmediato se siente en casa.
A pesar de los años y el abandono del material original, “El Bebé de Bridget Jones” se siente perfectamente familiar. Bridget está más vieja pero en excelente forma y su trabajo la hace feliz. Su vida está en control y tranquila, pero a sus 43 años y sin hijos, Bridget es ahora la “solterona” del grupo y la única entre sus amigos que aún no forma—o tiene planes de formar—una familia.
Para celebrar su cumpleaños, Bridget va a un festival de música donde conoce—en el sentido bíblico—a Jack (Patrick Dempsey). Dos semanas después, Bridget se “reencuentra” con Mark en una fiesta… y ahí empiezan los problemas. Con un embarazo inesperado y dos posibles padres, la trama de esta película suena como que no podría funcionar, pero lo cierto es que “El Bebé de Bridget Jones” es mucho mejor que “Bridget Jones: Al Borde de la Razón” y casi tan buena como la primera. Los chistes fluyen, las referencias culturales están actualizadas y bien aplicadas, y los personajes maduraron lo justo y necesario para dar a esta entrega ese toque de lo inesperado sin tener que sacrificar el factor nostalgia de toda buena secuela.
Si viste la primera y no la segunda, no te molestes y anda directo a la tercera. Lleva a tu novio porque se va a reír también, y olvida todas las aprensiones que pudiste tener cuando recién viste el tráiler. La película funciona, es entretenida y para nada cliché. ¡Que la disfrutes!
pucha, yo leí el libro entonces me da lata ver la película..quizás un día de aburrida la vea pero por ahora no me tinca mucha
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