Hay un momento de la vida en que
perdemos el rumbo, sentimos que no sabemos a dónde vamos, que todo nos sale mal
o que estamos estancados. No sabemos cómo seguir, cómo salir de este camino tan extraño. Sí, estamos perdidos.
Todos pasamos por este momento, unos más que
otros. Quizás por nuestras expectativas o por lo que nos rodea, pero todos en algún momento nos quedamos perdidos.
En ese momento no hay que buscar soluciones,
hay que perderse completamente en soledad. Estar internamente solos, con uno
mismo, ya sea irse a un viaje largo a la playa, al parque o quizás en nuestra
casa sin nadie alrededor, tomarse un día en silencio pensando en todas las cosas buenas
que tenemos.
Porque el hecho de estar vivos es una buena razón
para seguir. Siempre hay más razones para seguir, no importa lo malo, siempre hay razones para salir adelante.
Las respuestas a nuestros problemas llegarán solos, cuando
estemos bien con la persona más importante que tenemos: nosotros mismos.
Sabemos que hay momentos muy duros y difíciles que nos hacen pensar que ya no podemos soportar un minuto más, pero la manera de solucionar estas situaciones no es rendirse ni huir de ellas. Hay que seguir el rumbo, nunca parar.
Tranquila, sólo sigue, sólo
respira y disfruta del camino, ya encontrarás el rumbo.
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