Hace harto tiempo ya, escribí sobre lo que ha sido para mi vivir con queloides (pueden recordarlo acá). Sin imaginarlo, muchas personas comentaron, dando testimonios y haciendo consultas. Me di cuenta que son muchas las personas, aunque no nos demos cuenta, que viven con ellos y de estas, muchas se sienten sin esperanzas de poder tener una vida normal.
Algunas de las cosas que más se comentaron fue el tema de la ropa. Dependiendo del tipo de queloide (ubicación en el cuerpo, tamaño, cantidad, volumen, coloración, etc.) y el grado de aceptación que le tengamos, será el nivel de afectación que tenga sobre nuestras vidas. Personalmente, vi aparecer queloides en mi cuerpo cuando era una adolescente (de 15 años aproximadamente). Mi autoestima no estaba lista para recibir un duelo sobre mi cuerpo, me iba a costar mucho tiempo aceptar que mi cuerpo jamás sería perfecto o como yo quería que fuera (probablemente nadie tiene el cuerpo que quisiera tener).
Han pasado más de 10 años y hoy puedo decir que me gusta mucho mi cuerpo, aunque tenga queloides y haya tenido que renunciar a ropa que quizás algún tiempo quise usar. Hoy me acepto y no me privo de experiencias como antes lo hice. Hoy tengo menos miedo que antes a mostrarme y me siento más segura de exponerme a escenarios que antes ni pensé en imaginar. Pero no ha sido fácil, ha sido un camino de tropiezos, malas experiencias, lágrimas, rechazos, valentía y amor, mucho amor.
Creo que para sobrellevar una vida con queloides hay dos cosas que tener en cuenta. Una es el tratamiento médico y por otro lado el tratamiento psicosocial. En el post anterior comenté los tratamientos que conocía y me hice, y en algunos comentarios pudimos discutirlos y hablar de otros nuevos. Considerando que no hay una "cura", somos libres de decidir o no someternos a uno médico.
Por otro lado está el tema psicosocial, que tiene que ver con cómo lo manejo en relación a mi misma y quienes me rodean. A nivel personal entra en juego la aceptación, el autoestima y mi identidad. En un principio debemos aceptar no sólo el duelo del cuerpo que queríamos, sino que del que tenemos. Una de las cosas que me ayudó en esto fue entender que el cuerpo cambia durante toda la vida, y que realmente no existe un cuerpo perfecto. Con el tiempo me di cuenta además que yo valía mucho, y no por mi cuerpo, sino que por muchas cosas más (cualidades, capacidades, ideas, etc.).
Al no poder usar la ropa que quería, mi identidad se vio desafiada y la tuve que reconstruir. Esto me otorgó mucha más experiencia ya que tuve que mirar y analizar muchas más cosas, de mi como de los demás. Adquirí otro nivel de conciencia sobre mi propio cuerpo, fui testigo de él a diario y no lo dejé solo.
A nivel social las personas que te rodean te pueden facilitar o hacer más difícil el proceso personal que uno está viviendo. En un principio me sentía muy alerta de que nadie se diera cuenta de lo que me estaba sucediendo, me avergonzaba porque yo a penas lo podía entender. Tuve experiencias con personas superficiales o no listas que muchas veces me hicieron sentir mal, parejas que se alejaron, amigos que sobre exageraban con defectos físicos, gente que a una no la hacía sentir cómoda. Con el tiempo me di cuenta que debía rodearme de otro tipo de amigos y conocidos, y eso fue lo que hice.
Al encontrar una buena pareja, para quien no fuera tema mis cicatrices, al hablar y mostrar mi cuerpo a mi familia, empezar a "descubrime" de otra forma y con gente que me aceptaba, comencé de a poco a verme también de otra forma. Al mostrarme, verme y exponerme públicamente, y darme cuenta de que no sucedería nada, que a nadie le afectaba y que podía seguir mi vida un poco más descubierta, fui aceptándome aún más y pudiendo sobreponerme a mis complejos.
Todo lo anterior ha sido un proceso de años, de lágrimas y alegrías. Probablemente aún no termina, pero puedo decir orgullosa que cada vez me cuesta menos usar un bikini en público, por ejemplo. Cada vez me siento mejor conmigo misma y me doy cuenta que definitivamente todo está y seguirá estando bien.
No te conozco...pero me encanto tu post. Yo pensé muchas veces en el suicidio. Pusiste las palabras justa a lo que me pasa. Te quiero. Gracias por tu relato
ResponderEliminarTengo 60 años y tengo queloides en toda mi espalda y pecho. Me ha costado convivir con ellos. Puedo entender a los que lo padecen. Sin embargo,no son nada comparado con las enfermedades mentales. Soy feliz con mis queloides.
ResponderEliminarSi tienes queloides o cualquier otro tipo de enfermedad, debes de acudir a un médico para tratarlo lo antes posible. Es imprescindible que el centro al que acudas cuente con los instrumentos y materiales necesarios para poder atenderte.
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